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LA VIOLACIÓN DE LAS COMUNICACIONES PRIVADAS

Del espionaje industrial al conyugal

El fenómeno de las escuchas telefónicas y demás mecanismos para controlar conversaciones ajenas, no queda circunscrito a las investigaciones policiales o parapoliciales, sino que se extiende al ámbito del espionaje industrial y aun doméstico, cuya investigación está empezando a crear un nuevo mercado de empresas.El dirigente de una empresa encargada de la detección de intervenciones telefónicas y otros sistemas de espionaje, revela la proliferación de éstas en ámbitos industriales y domésticos. Asegura que el 35% de los casos que su empresa investiga resultan positivos. El grueso de las escuchas de espionaje industrial se produce en empresas farmacéuticas, electrónicas, metalúrgicas y bancos. La técnica habitual consiste en la colocación de micrófonos radioemisores, disimulados en falsos techos, cuadros o macetas, de los despachos y salas de juntas de los mismos. En estos casos no se recurre tanto a las intervenciones telefónicas como a los micrófonos de ambiente, por entenderse que sobre los grandes negocios no se dialoga telefónicamente, sino vis a vis. El alcance de los micrófonos radioemisores varía entre 200 metros y varios kilómetros. Algunos empresarios, una vez detectada la fuente de espionaje, existen procedimientos para ello, la han utilizado contra su primer beneficiario, para lo que han dejado oír adrede datos falsos. Frecuentemente, esta guerra a escala nacional, no es sino el corolario de la batalla a escala mundial mantenida entre poderosas multinacionales.

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Tampoco se libran de la guerra de escuchas los agentes de cambio y bolsa e incluso abogados de empresas -en suspensión de pagos-, que han descubierto a trabajadores que habían situado en sus despachos un micrófono conectado a un magnetófono situado en otra dependencia. Entre cargos de empresas recientemente fusionadas, también menudean los casos de utilización de toscos sistemas de espionaje -magnetófonos ocultos en el despacho- de unos contra otros, en una lucha por el poder a partir de poseer ciertas informaciones del ejecutivo rival.

Empiezan a aumentar los clientes parlamentarios de la empresa investigadora anteriormente citada, dos de los cuales, pertenecientes al Grupo Popular, ya han visto investigados sus hogares y despachos sin que se comprobaran sus sospechas de estar controlados. Idénticos servicios han solicitado varios ex centristas y un diputado socialista. Otra fuente de escuchas son las cuestiones de sospecha de infidelidad matrimonial, en la que generalmente un cónyuge espía mediante la derivación de la línea telefónica hacia un magnetófono escondido en un área considerada fuera del alcance del espiado.

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