El 'otro' flamenco
He quedado un tanto sorprendido ante los artículos del señor Álvarez Caballero, ya que son dos en una misma página: Caracola de Lebrija primera, Marathon flamenco del crepúsculo al amanecer, del martes día 21, celebrados los días 17 en Sevilla y 18 en Lebrija.No es de extrañar que a un cierto sector de españoles les moleste que al flamenco se le remuevan los rescoldos, para decir las calamidades de esta vida, en la que también participa Andalucía, transportando sus desventuras, en busca de una salida más humana a sus problemas.
Que unos cuantos cantaores, como son Paco Moyano, Enrique Morente, Menese, el malogrado El Piki, José Domínguez el Cabrero, por señalar a los más conocidos, porque hay más, hayan optado por dejar el nacional-folklorismo para cantar la realidad de la vida, dejando atrás como deshonra lo que fue este arte en las juergas de los señoritos y en los espectáculos públicos, no es de extrañar que moleste esta otra óptica, donde hay todo un público a la expectativa, que les hacen repetir y repetir los cantes.
José Domínguez el Cabrero no es un fandanguero mediocre, como le parece al señor Caballero, sino que es un cantaor que remueve los palos (forma de los cantes) ahí en su más honda raíz, con un compás rítmico medido y valiente que le hace ser grande en su ejecución. Gusta y tiene su público, y así es eso. Que al señor Álvarez no le guste, está en todo su derecho, para eso son los gustos. Lo que no me parece honesto y es totalmente manipulador por su parte es que le quiera marginar, como ha hecho en su artículo Caracola de Lebrija.
El flamenco es una forma de gritar, ahí donde no todo se aprende en los libros, sino donde es necesarío el quejío como una forma de liberación. /
