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La campaña electoral italiana concluye con esfuerzos de última hora para reducir la abstención

A medianoche de ayer quedó cerrada oficialmente la campaña electoral italiana para las elecciones legislativas, cuyas votaciones se iniciarán mañana y concluirán el lunes, a las dos de la tarde. Ayer fue, pues, el día de la gran fiesta electoral, en la que los máximos dirigentes de los partidos en liza hicieron sus últimos llamamientos para captar votos y tratar de reducir el abstencionismo.

Aunque oficialmente hoy es una jornada de reflexión, la ausencia de una ley sobre las radios y televisiones privadas provoca una situación poco menos que extraña. La propaganda está prohibida en las emisoras públicas, y aunque la mayoría de las grandes cadenas privadas ha llegado a un acuerdo para respetar el día de meditación electoral, algunas pequeñas radios o televisiones propiedad de particulares han aprovechado este vacío legal para arañar unas liras más o favorecer a determinados candidatos.Vanos periodistas han recibido un programa, enviado por determinado candidato, en el que figuran sus horarios de intervención durante la jornada no sólo del sábado, sino también del domingo y del lunes, antes de que cierren los colegios electorales.

Los dirigentes de los principales partidos han elegido grandes ciudades para su último acto en escena. Ciriaco de Mita, secretario nacional de la Democracia Cristiana (DC), se ha inclinado por el Sur, su territorio, para cerrar la campaña. La fiesta tuvo como escenario Nápoles, donde reiteró la necesidad de una política de rigor y eficacia, y volvió a pedir a los socios de la coalición gobernante (socialistas, socialdemócratas, republicanos y liberales) que después de las votaciones participen en una cumbre para tratar de definir un programa de gobierno válido para una legislatura completa (cinco años).

Este llamamiento ha sido bien acogido por todos los interlocutores destinatarios de la invitación, aunque los socialistas mantienen en alto su propuesta de pacto de gobierno, pero para tres años.

El líder del Partido Socialista italiano (PSI), Bettino Craxi, eligió Milán, principal bastión socialista. Terminó el mitin casi en el límite del cierre de la campaña electoral. Empezó tarde, porque previamente el Partido Republicano había utilizado el mismo escenario, la plaza del Duomo.

Enrico Berlinguer, secretario general del Partido Comunista italiano (PCI), fue a su plaza de San Juan de Letrán. Su intensa campaña le ha cogido visiblemente cansado en el sprint final. Para los comunistas, no hay otra posibilidad de cambio real en el país que la alternativa democrática con los socialistas y las fuerzas progresistas y laicas como aliados en tomo a un programa. Esto no evita que lancen duras críticas al PSI por querer pactar con los democristianos.

La alternativa

Piero Fassino, joven miembro de la dirección del PCI, ha manifestado a este periódico que "la alternativa sólo se puede hacer con los socialistas, pero debemos hacerla no sólo con un programa de gobierno, sino también con un acuerdo sobre la concepción del poder y la política, ya que la actual dirección del PSI está demasiado orientada a la simple ocupación del poder". Los radicales se han pasado la campaña electoral batallando contra los medios de comunicación, a los que acusan de censurar a este partido inconformista. Su líder, Marco Panella, ha pedido "un voto contra el sistema de partidos", bien desertando de las urnas, bien votando a las listas radicales.Uno de los principales objetivos del Partido Radical es conseguir la elección de Toni Negri, el profesor universitario de Padua, a quien han incluido en sus listas. Negri está siendo juzgado en Milán bajo una difusa acusación de "insurrección armada", que le ha tenido cuatro años en la cárcel en espera de proceso.

El último sondeo señala un reforzamiento del actual centro izquierda, con un aumento de los socialistas y los partidos laicos menores. La Democracia Cristiana perdería un punto y el PCI, dos". "Los sondeos no son muy fiables, pero lo que sí es cierto es que estas' elecciones fueron provocadas por los socialistas, y en ellas lo que está en juego realmente es un nuevo reparto de la correlación de fuerzas dentro del seno de la actual mayoría". Así lo manifestó a este diario, días atrás, el ministro democristiano Guido Bodrato.

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