La reconversión de la siderurgia integral costará medio billón de pesetas y se perderán 10.000 puestos de trabajo, según José María Lucía
El presidente de Ensidesa y Altos Hornos del Mediterráneo (AHM), José María Lucía, declaró ayer que la reconversión de la siderurgia integral costará al país 500.000 millones de pesetas y supondrá la pérdida de 10.000 empleos. De ellos, 5.000 en Ensidesa, 3.000 en Altos Hornos de Vizcaya y 2,000 en AHM, de Sagunto, "donde el problema tendrá una especial repercusión por ser más inmediato". La solución al empleo, declaró, está en la creación de puestos de trabajo alternativos. Estas medidas, según Lucía, ahorrarán al Estado 1,2 billones de pesetas en los próximos 10 años, "suponiendo que la siderurgia integral, que perdió casi 50.000 millones en 1982, no sufriera antes un cierre masivo de instalaciones".La Administración y CC OO mantienen sus posturas enfrentadas sobre el futuro de la siderurgia integral, según se puso de manifiesto en la reunión de la comisión de seguimiento celebrada ayer en Madrid. Mientras los representantes del Gobíerno defienden que la remodelación de los actuales trenes de bandas en caliente (TBC) permite asegurar la demanda hasta el año 2000, CC OO mantiene que la modernización de los existentes es compatible con la construcción de un nuevo TBC, cuya instalación aconsejan la evolución de la demanda nacional y las posibilidades de lograr una mayor competitívidad en el exterior.
La Administración ha anunciado que, de no llegarse a un acuerdo antes del 31 de este mes, el futuro de la siderurgia integral será decidido por decreto, solución que pretende ser evitada por el desgaste social que comporta y la especial conflictividad que protagoniza el pueblo de Sagunto.
Las dos posturas diferenciadas se basan en cifras no coincidentes, que reflejan un desfase creciente en la proyección a medio y largo plazo. El informe elaborado por los técnicos de Altos Hornos del Mediterráneo ofrece asimismo perpectivas más favorables que las del Gobierno, próximas a las estimaciones de CC OO. Si las cifras para 1983 son casi coincidentes, en 1989 el desfase entre las oportunídades de venta de la siderurgia integral (demanda, más exportación, menos importaciones) es de 1,2 millones de toneladas y de dos millones en 1990.
Intereses estratégicos
Según CC OO, el nuevo TBC, que iniciaría su producción a finales de 1987 para estar a pleno rendimiento en 1990, permitirá la reducción de las importaciones y el aumento razonable de las exportaciones. La demanda para CC OO es superior a las previsiones oficiales, como lo de muestra el crecimiento del 8% registrado en la producción de acero común y el aumento del 24% en el índice de producción de automóviles, algunas de cuyas factorías importan más del 75% de sus necesidades.Los representantes de CC OO en la comisión de seguimiento defienden además que el equipamiento siderúrgico debe estar vinculado a íntereses estratégicos más que a criterios de rentabilidad inmediata. El ejemplo está en Japón, que, a pesar de tener sobrecapacidad productiva, ha instalado dos TBC modernos, porque las remodelaciones no permiten incorporar los últimos avances tecnológicos. En concreto, las modernizaciones proyectadas en España incorporarán tecnología de 1977.
En opinión de CC OO, el Gobierno se ha plegado a los intereses de la CEE, que cuenta con una siderurgia sobredimensionada para las necesidades actuales y que quiere evitar la competericia de una España a la que, como miembro cornunitario, no se le podría imponer restriccciones en el futuro si contara con un TBC moderno y rentable.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.