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No se lleve la casa a cuestas

La temperatura oscila entre 33º y 40º. El Sol, radiante y obstinado, no permite olvidar que estamos a 19 de junio: una fecha oportuna para pensar en vacaciones. Si las tiene organizadas ya, no tiene por qué correr justo el día anterior a su salida, tras aquel biquini verde que vio en aquel escaparate. Le convendría mucho más sentarse tranquilamente en su casa, con papel y pluma, planteándose con toda seriedad qué se va a llevar. Cuatro expertas en moda hablan de esta experiencia.

Camisetas cortadas y pareos

Para poner al día su ropa de verano le bastará tener en cuenta las últimas tendencias de la moda y seleccionar lo que le siente bien. Lo in de este verano son las camisetas cortadas, las camisetas escote-espalda o con hombros descubiertos, los débardeurs; el look, un tanto étnico, de algodón o lino muy arrugado; el estilo jungla, leopardo y tigre conviviendo alegremente; las faldas largas y envueltas, el denim muy descolorido. Y en materia de accesorios, las sandalias de gladiadores o romanas; los collares, pendientes y brazaletes de madera, conchas y marfil. El pareo, ya sea batik africano, voile de algodón indio o algodón estampado brasileño, será su compañero de cada momento, pues lo llevará por la ciudad, las discotecas, la playa -prestando un aire inocente a unos tangas que se han olvidado de serlo-, o lo llevará por el solo placer de cubrirse.

Viajera impenitente

María Teresa de Vega, propietaria de Ascot y Ascot-Junior, creadora de la línea del mismo nombre, ha convertido la preparación de su maleta en un verdadero arte. "Viajo tanto que lo tengo todo organizado en mi mente. Si se trata de unos días en un barco, me llevo un gran saco blando con un mínimo de prendas en tres tonos y con siete piezas; consigo varios conjuntos distintos". Si se trata de vacaciones de un mes, que nunca lo son, sigue estas reglas: coloca en una bolsa la planchita de viaje, el cepillo para la ropa, el secador de pelo y los zapatos con hormas en sus fundas. En la maleta empieza con las prendas de más peso, intercalando papel de seda o bolsas de plástico, y acaba con las prendas de algodón o de seda. Hace siempre una lista de lo más necesario: para el viaje, para tal día, tal noche, tal situación, y se la lleva. En una bolsa de mano acomoda todo lo que es aseo, maquillaje, joyas y lectura. La lista de María Teresa de Vega es algo así: para la noche, dos camisones, una batíta y zapatillas; para la playa -donde no lleva ni maquillaje ni joyas-, cuatro o cinco biquinis -de los más pequeños-, uno o dos bañadores, pareos, camisas y túnicas; dos pantalones short y bermudas, un pantalón vaquero, un sweatshirt, unas camisetas y blusas cómodas, alpargatas clásicas y sandalias descubiertas completan su ropa de día. De noche prefiere vestiditos escotados de algodón, largos vestidos tipo hawaiano, faldas largas con corpiños, sandalias con tacones altos y joyas de oro con piedras o turquesas.

La belleza, en la piel

Silvia Alexandrowich, relaciones públicas de Loewe, veranea en Ibiza, en una finca de la Edad Media, pero sofisticadísima: "Nada de electricidad, sino unas velas bien elegidas". Silvia prepara su maleta por secciones: sección de camisetas, pantalones, etcétera; pero no hace lista. Coloca sus zapatos en bolsas de plástico, y sus joyas, en un joyero. No lleva maquillaje ni de día ni de noche, excepto un poco de Khôl por "si le da un ataque de marcha y se va a una fiesta particular". Para tomar el sol no usa cremas solares, pero se inunda la cara de Dramatically different moisturising cream, de Clinique, y se empapa de crema Nivea. "El verano", reflexiona Silvia, "es todo un mundo de sensualidad. Es cuando me siento en mi elemento. No me visto, sino que me cubro; con tres pesetas creo una nueva manera de vestir". Para llevar la contraria a la gente muy de moda que se exhibe por Ibiza, y convencida de que "la belleza de verano está en la piel, la cara y la actitud", Silvia se cubre de trapos de lujo y va en plan cómodo: juega con los algodones finos, el punto de algodón y el hilo; con los tonos morados, rojos y violetas de las telas indias, y los colores tierra. Lleva todos los escotes posibles e imposibles, nada de ropa íntima, trajes de baño Loewe, uno o dos biquinis -nunca enteros-, bombachos, alpargatas y sandalias planas, collares y pendientes exóticos comprados en los mercadillos hippies de Ibiza.Y para realzar esta bella sensualidad de verano lleva Y y Opium, de Yves Saint-Laurent.

Estudiado desorden

Ana Bustos es la coordinadora de moda de la revista Dunia. Si consigue un largo fin de semana o una semana entera, se va a San Sebastián o Biarritz, y su compañero de viaje es un vasto saco blando que le sirve de maleta. No lo organiza de una manera especial; pero, en cambioj usa su experiencia de estilista para coger la ropa y los colores más combinados. Este verano serán el negro, el gris, el caqui y unos colores vivos, rojo o amarillo, para añadir toques brillantes. Siente un verdadero cariño por las camisetas. Con o sin mangas, largas o cortadas, femeninas o masculinas, Ana tiene toda, una colección. "Son prendas maravillosas, insuperables". También comparte este cariño con las camisas, especialmente las grandotas de payaso, las desmesuradas de hombre, con cuello Mao, que lleva para dormir o para la playa. "Lo más viejo, lo más bonito": Grandes shorts militares, trajes de baño o shorts masculinos estampados, pantalón corto y ancho o corto y estrecho, bolsas enormes de loneta, bandoleras, muchas gafas, gorras-visera, borsalinos, muchos relojes -tiene pasión por toda clase de relojes-, casi nada de bisutería, algo de joyas -todo de plata-, y zapatillas de tenis completan lo que llama "sus cosas de pobre, sus harapos cuidados, salidos de un estudiado desorden". Ana no lleva nada de maquillaje, apenas un poco de Khôl de cuando en cuando; cuida su cara con crema solar antiarrugas de Biotherm, no se echa nada sobre el pelo y para salir de noche no cambia de apariencia.Carmen Echevarría, propietaria de Berlín, pasa sus vacaciones con frecuencia en Ibiza. "Mi maleta es grande. Coloco primero la ropa íntima, aunque no tengo mucha, y duermoen camiseta. Nunca llevo zapatos en la maleta. Van en fundas en una bolsa Louis Vuitton, y mi neceser, mis pastillas para la garganta y algunos frascos de medicina, en una bolsa Loewe". Pelo corto, lleno de vida; nada de maquillaje, excepto si va de fiesta; piel bronceada y ropa desenfadada son sus criterios de verano. Para Ibiza, Carmen tiene una ropa muy especial: camisetas cortadas, pareos indios, cazadora de cuero, chándal, pantalón ancho y corto. Gusta de los biquinis, pero este año se llevará uno o dos bañadores: "Es el verano del bañador". Al ser su look cómodo y muy moda, lleva sandalias abiertas y zapatillas superdescalzas. Se vuelve loca por los accesorios, sobre todo por los pendientes de Joaquín Berao, por las turquesas, collares de semillas y brazaletes de plata o de madera. No lleva nada de joyas. No se pinta las uñas, protege su piel del sol con aceite tropical de coco, y su cara, con Soins du matin, de Biotherm. Preguntada por su look este verano, contestó: "Lo llevaré todo corto, pelo y ropa".

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