Suspensión de licencias

Hay un tema trascendental para Madrid que está pasando casi inadvertido para la opinión pública, como es el nuevo Plan General de Ordenación Urbana, cuya aprobación inicial por el Pleno fue el pasado 6 de abril, publicado en el Boletín Oficial de la Provincia el 25 de mayo, y ahora se encuentra en los dos meses preceptivos de información pública, por lo que, con las vacaciones de verano, hasta septiembre u octubre no se sabrá a ciencia cierta cómo poder operar.Aunque la Gerencia Municipal de Urbanismo habla de que no existe suspensión de licencias, lo cierto es que no se da ni una, e incluso documentos más rápidos, como es una alineación oficial (tira de cuerdas), se están dando ahora las que se solicitaron a principio de año, y todo ello resulta lógico, ya que los arquitectos y aparejadores de las distintas zonas de edificación privada no conocen exactamente las ordenanzas a aplicar.

Toda esta paralización, cuyo fruto se recogerá en los próximos meses, hace que el paro en la construcción en Madrid vaya a aumentar considerablemente. La construcción es una industria totalmente española. No tiene nada que importar.

El que pone azulejo italiano en un chalet es por puro capricho. La construcción es el motor de todas las actividades: cerámica, vidrio, metal, alumnio, madera, automoción, muebles, cemento, yeso, plásticos, etcétera. Todo, excepto el vestido y la alimentación.

Hay datos de más de 400.000 parados en toda España, es decir, la mitad de los que pretenden crear cada año; ¿cuántos habrá en diciembre de 1983?

Es claro que Madrid necesitaba una revisión del Plan, ya que la ciudad se estaba convirtiendo en algo invivible, y es lógico también que se trate de reducir el número de familias que habitan por hectárea, pero eso habría que hacerlo sin paralizar la edificación. Es como si un país se quedara sin orden público por el cambio del uniforme polícial de gris a marrón; o sin pan, porque se cambiara el formato de las barras o su peso, o si exigieran vender el pan envuelto (!!), o si no cobrasen los funcionarios por no estar aprobado el presupuesto del Estado. Los solares con licencia resultan así más caros, aumenta la repercusión del valor del solar en la edificabilidad, sin que disminuyan los impuestos, tasas, arbitrios y contribuciones./