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"1982, el peor año de la historia de Standard", según el presidente de la compañía

"1982 ha sido el peor año de la historia de Standard Eléctrica", según manifestó su presidente, Manuel Márquez Balín, en una reunión informativa para presentar los resultados de su sociedad -2.255 millones de pesetas de pérdidas- en el pasado ejercicio. El presidente de Standard matizó, sin embargo, que los costes de reducción de 1.734 puestos de trabajo -la plantilla se encuentra sobredimensionada- habían supuesto 2.363 millones de pesetas y que, por tanto, los nudos resultados de 1982 eran en parte el precio de una adaptación de la empresa de cara al futuro.

Standard Eléctrica alcanzó en 1982 una cifra de ventas de 41.230 millones de pesetas, de los que 30.272 millones de pesetas correspondieron a adquisiciones de la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) y 8.516 millones a exportaciones (con una disminución del 3,6% sobre el ejercicio precedente). No obstante, como se encargó de resaltar Márquez Balín, la balanza comercial de Standard Eléctrica continuó siendo muy favorable con un saldo de 6.119 millones de pesetas.Marquez Balín se refirió, asimismo, a los elevados costes financieros de la compañía (3.787 millones de pesetas) y al fuerte incremento de capital de Standard que a lo largo de 1982 -mediante una ampliación suscrita por sus accionistas y el resto con cargo a reservas- ha pasado de 3.062,5 millones a 12.250 millones.

El presidente de Standard se refirió al Plan de Reordenación Industrial de la compañía, que se ha venido desarrollando a lo largo del pasado ejercicio y que "habrá necesariamente de continuar e incluso intensificarse en el próximo futuro". En el citado plan se incluyen reducciones de plantilla mediante bajas voluntarias, jubilaciones anticipadas, recolocación de trabajadores en CTNE y expedientes temporales de suspensión de empleo.

Más adelante se refirió al sector industrial de telecomunicaciones para el que -dijo- "está ya en marcha un especial esfuerzo de planificación a medio plazo que, tomando como referencia las directrices del Plan Electrónico Nacional, sirva de cauce adecuado al esfuerzo inversor de los entes públicos clientes y muy en especial de la CTNE".

Para a renglón seguido matizar: "esfuerzos de esta naturaleza han sido siempre vivamente apetecidos por nuestra industria y habrán de ser por tanto bienvenidos. Sin embargo, en la medida en que las inversiones de nuestros clientes tiendan a satisfacer unos niveles de demanda de servicio, la transformación de nuestra industria habrá de ser, consecuentemente, más rápida y más profunda".

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