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El mercado no superó la falta de expectativas inmediatas

Por mucho que lo intenta, y a pesar del concierto de buenas voluntades existentes, el mercado de valores se continúa mostrando incapaz de generar la ilusión o la confianza suficiente entre los inversores para que las cotizaciones evolucionen positivamente. De todas maneras, también resulta destacable el fondo de firmeza que continúan apuntando las bolsas españolas, y que, en definitiva, vienen a representar un sorprendente grado de contención entre los potenciales vendedores.Las reuniones de ayer, siguiendo fielmente este diseño, observaron unas formas bastante peores de lo que su fondo permitía interpretar. De este modo, lo peor de las últimas reuniones de la semana que hoy termina fue el comportamiento de los cambios, que experimentaron una discreta tendencia a la baja. La hipótesis que algunos especialistas avanzaban al cierre de las reuniones del jueves se vino abajo. Los operadores, o mejor dicho sus ordenantes, continúan mostrándose extraordinariamente reacios a mantener las posturas tomadas con afanes especulativos durante los fines de semana, por lo que los viernes acostumbran a ser unas jornadas marcadas por el signo de las realizaciones.

De este planteamiento genérico, tan solo conseguía escapar el grupo bancario, donde las posturas observadas movieron a más de un experto a la hilaridad. Los 2.126 títulos de saldo vendedor resultante que presentaba el conjunto de los siete grandes en el mercado madrileño era una cifra realmente ridícula, para unas sociedades que presentan una capitalización bursátil del calibre de los mayores bancos del país. Claro, que si esta diferencia se desglosa en función a las diferencias presentadas por cada uno de los integrantes de este selecto grupo, se pueden rozar situaciones próximas al ridículo. Banesto ofrecía un saldo negativo de 2.613 acciones, y encabezaba el listado de entidades más ofertadas. En el lado contrario aparecía el Santander, que en la jornada en que celebraba su junta general de accionistas, presentaba 2.460 títulos como diferencia compradora.

No obstante, una cierta y repentina animación pareció acometer a varios de los responsables bursátiles de estos valores, quienes abandonaron su aburrimiento pretérito, y se emplearon en mejoras de alguna significación, pero que, en definitiva, cubrían un papel muy importante para conseguir que el índice general de la Bolsa de Madrid, terminase ofreciendo una diferencia positiva de 13 centésimas.

En lo que se refiere al grupo eléctrico, la moderación de las órdenes vendedoras fue la característica que definió el comportamiento de sus valores integrantes, entre los que se mezclaban discretas mejoras con algunas pérdidas de menor consideración. El comportamiento de Eléctricas Reunidas de Zaragoza fue, con diferencia, objeto de numerosos comentarios por parte de los asistentes a la reunión.

En Madrid estuvo a punto de marcar posición papel al 150% ante la inexistencia de tanteos compradores iniciales. Sin embargo, de este planteamiento se pasó a cerrar operaciones al 152%, 154%. y hasta marcó el 156%. Un postrero despertar del comprador aislado de estos títulos permitió esta recuperación, que ya prácticamente nadie esperaba.

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