Esplá y Yiyo compiten mano a mano hoy en Las Ventas
Luis Francisco Esplá y José Cubero Yiyo, ambos toreros de escuela y triunfadores de la reciente feria de San Isidro, torean mano a mano la corrida de Beneficencia, que se celebra esta tarde en la plaza de Las Ventas y que presidirá el Rey en el palco de honor. La Diputación Provincial de Madrid organiza esta tradicional corrida, la de mayor solera de cuantas se celebran en España. Dará comienzo a las 19.30 horas.
Los organizadores de la corrida quisieron que Paco Ojeda, otro de los triunfadores de San Isidro, figurara en el cartel, a cuyo efecto le ofrecieron una importante cantidad de dinero -al parecer, cinco millones de pesetas-, pero el diestro de Sanlúcar ha preferido declinar la responsabilidad de actuar nuevamente ante la afición de Madrid.Esplá y Yiyo, en cambio, cada uno con tres actuaciones en el abono de San Isidro -una más que Paco Ojeda-, no han tenido inconveniente en someterse, una vez más, al juicio de la cátedra madrileña, a pesar de que sus respectivos carteles se revalorizaron enormemente tras sus importantes actuaciones en el abono y de que un revés en la corrida (que, por añadidura, será televisada) podría acarrearles consecuencias negativas.
Asombro de la afición
Ha prevalecido la torería de ambos, que es de escuela. El alicantino Esplá recibió lecciones de un padre, que fue torero en los años cuarenta, y Yiyo, nacido en Canillejas (Madrid), ha sido alumno de la Escuela de Tauromaquia. A lo largo de la historia del toreo todos los espadas deseaban tener el honor de figurar en la corrida de Beneficencia, sobre todo si eran o se sentían figuras, y estos jóvenes matadores no lo han declinado.Luis Francisco Esplá asombró a la afición madrileña con su clasicismo. A lo largo de sus tres actuaciones en la feria se ha desbordado en múltiples detalles, en el gesto y en la apostura, pero también en su perfecta colocación en el ruedo, en la dirección de lidia y en el repertorio de suertes y quites. Ocurre con este torero que sus exhibiciones de estricta torería no producen el mismo efecto entre taurinos profesionales y aficionados: aquéllos le acusan de afectación y no dan ningún valor a su forma ortodoxa de entender el toreo, mientras éstos han recibido con verdadero entusiasmo su aportación restauradora del espectáculo de la lidia y su protagonismo academicista en todos los aspectos de la misma.
Los criterios del taurinismo profesional, que han imperado durante décadas, daban por bueno que los esfuerzos del torero en la plaza se centraran en las faenas de muleta, mientras consideraban puro trámite los restantes tercios, y lo importante no era que hiciese gala de su condición torera, sino que pegara muchos pases.
La consecuencia era que a la mayor parte de los matadores les faltaba torería, propendían al adocenamiento y el toreo contemporáneo se convirtió en vulgar. Por ello la afición de Madrid ha acogido con complacencia la novedad restauradora de Esplá.
Yiyo no estaba anunciado en la feria de San Isidro y sin embargo ha toreado tres corridas. La primera de ellas llegó en sustitución de Roberto Domínguez, y a partir de su triunfal, actuación ese día se ganó las siguientes sustituciones, que también coronó con éxito. La segunda de ellas, el 1 de junio, fue memorable y salió a hombros por la puerta grande, mientras la plaza le aclamaba torero. Yiyo realizó un toreo de repertorio, interpretado con finura, a los toros nobles, y hondo, de enorme emoción, a los dificiles.
Los toros que se lidiarán hoy pertenecen a la ganadería de Dairo Chicá, que recientemente la ha comprado a Félix Cameno. Las circunstancias de esta compraventa han estado rodeadas de complicadas gestiones, y en medios ganaderos existe la impresión de que, en manos del nuevo propietario -un colombiano dedicado a diversos negocios-, la vacada va a experimentar cambios y posiblemente sea en el futuro fuente de noticias, no estrictamente taurinas.
Fue formada la ganadería en 1931 por Luis Jordán de Urries, marqués de Castro Nuevo, con vacas oriundas de Veragua y un semental de Sánchez Rico. Después de diversas transmisiones, en 1969 perteneció a Antonia Tovar, que eliminó todo lo anterior y lo sustituyó por reses de Antonio Urquijo. En 1970 la compró Félix Cameno.
Babelia
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