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España replantea sus relaciones con Guinea Ecuatorial

La URSS abortó el golpe de Estado contra el régimen del presidente Obiang

La Embajada de la Unión Soviética en Guinea Ecuatorial fue la que abortó la conspiración que se estaba fraguando contra el régimen del teniente coronel Teodoro Obiang Nguema, según los informes comunicados a sus respectivas capitales por las representaciones diplomáticas en Malabo de España, Francia y Estados Unidos. El aviso soviético a los servicios de seguridad ecuatoguineanos no obsta para que algunos de los militares y civiles involucrados en la intentona golpista pudiesen tener simpatías hacia la URSS, pero ninguno de ellos gozaba de la suficiente confianza por parte de la Embajada soviética como para que a ésta le interesase su triunfo.

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La URSS, señalan fuentes diplomáticas españolas, ha incrementado en lo que va de año su presencia civil en Guinea Ecuatorial y ha aumentado también el número de becas para estudios concedidas a ciudadanos de ese país. Los hombres más cercanos a Moscú en el actual Gobierno ecuatoguieano son el ministro de Planificación, Guillermo Ela Mangué, y el de Minas e Hidrocarburos, Juan Olo.Otros dos hombres claves del poder en Malabo, el secretario de Estado para la Seguridad y el titular de la cartera de Defensa, Isidoro Eyi y Fructuoso Mba Oñana, tampoco se caracterizan por sus simpatías por la ex potencia colonial y Occidente en general. Isidoro Eyi, que como corresponde a su cargo fue el que descubrió formalmente la trama golpista, se encarga ahora de la depuración de los militares que proyectaron asesinar al presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema.

La situación de la colonia española en Guinea Ecuatorial y de la Embajada de España en Malabo pasó por un momento excepcionalmente grave cuando, el viernes 20 de mayo, el vicepresidente del Gobierno, Cristino Serche Bioko y los ministros de Asuntos Exteriores y Defensa, Marcelino Nguema Onguene y Fructuoso Mbá Oñana, dieron a Manuel Sassot, emisario del presidente del Gobierno español, y a Norberto Ferrer, encargado de negocios español un ultimatum.

Éste expiraba a las 24 horas -el sábado 21 a las seis de la tarde- y si a esa hora no les había sido entregado al sargento Venancio Miko, presuntamente involucrado en el fallido golpe y refugiado en la representación diplomática española, esta debía atenerse a imprevisibles consecuencias. En vista de la amenaza que esto suponía para la presencia española en aquel país africano Madrid ordenó el sábado de madrugada a varios buques de la Armada que zarpasen desde Cádiz con rumbo a Canarias, y acaso Guinea Ecuatorial, para evacuar a la colonia española.

En su primer encuentro el jueves 19 con el emisario de Felipe González, Manuel Sassot, el presidente Obiang se había mostrado francamente conciliador, pero en un Consejo de Ministros restringido celebrado ese mismo día se le obligó a endurecer su postura y a formular el ultimátum, Ante el grave deterioro de la situación el embajador de Francia en Malabo, Pierre Cornée, y el encargado de negocios marroquí, se entrevistaron con Obiang y propusieron con su aceptación una solución de compromiso que coincidía basicamente con la acordada el martes pasado por el ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, en su encuentro con el jefe de Estado guineano.

Esta solución, que recibió la aprobación de principio del subsecretario de Asuntos Exteriores, Gonzálo Puente Ojea, fue descartada por Felipe González, que en su conversación telefónica con Obiang del domingo -pasado consiguió prolongar el ultimaturn, y optó por precindir del patrocinio francomarroquí en este delicado asunto, enviando a Morán a Malabo para que llegase felizmente a un acuerdo bilateral sobre la entrega del sargento a cambio de serias garantías.

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