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Campeonato de Europa de Baloncesto

España perdió por un punto la batalla italiana

Luis Gómez

ENVIADO ESPECIALCon los italianos no se juegan partidos, se libran batallas que pueden, a veces, resultar épicas. Como la de ayer, en la que a España le tocó el papel de derrotada. Por un solo punto, como viene a ser también habitual, Italia se acerca a semifinales y a España le queda hoy la tremenda responsabilidad de tener que derrotar a Yugoslavia.

Italia y España libraron ayer una batalla que levantó al público de sus asientos en los últimos minutos. Italia empleó la táctica del golpe de mano y logró minar al equipo español poco a poco. En el último segundo, el balón llegó al veterano Marzorati, que después de pararse, lanzó el balón al aro y dio el tiro de gracia a los españoles.

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Y, así, en el cómputo general, Italia se alzó con el triunfo porque había minado previamente algunos puntos estratégicos del rival. Era una labor de zapa, en la que son necesarios hábiles boinas verdes, como el comando Meneghin, que destrozó sin paliativos la línea de pivots español. Expulsar a Romay y Fernando Martín, en 19 segundos, y sucesivamente, era un golpe de mano espectacular que trajo sus consecuencias psicológicas, sobre todo porque faltaban doce minutos de juego y los españoles adquirieron conciencia de que se acercaba lo peor. Y eso, cuando habían llegado a disfrutar de once puntos de ventaja y un claro dominio de la situación.

Durante los primeros veinte minutos, la batalla se libró con algunas bajas importantes. Fernando Martín fue anulado completamente a los siete minutos de juego, con cuatro personales que obligaban a su cambio por Jiménez. Pero, Riva, un alero al que se le supone más de veinte puntos por encuentro, permaneció a cero durante doce minutos. La zona española comenzó a funcionar y fue clave en el despegue. Por el contrario, el sistema defensivo italiano era fuertemente penalizado por los colegiados.

España no logró mantener su ventaja en la segunda parte. La entrada de Solozábal desequilibró el juego español, porque Corbalán había resultado un hombre básico para mantener a raya a los italianos. Entre otras cosas, su labor merece ser ensalzada aunque le tocara en desgracia protagonizar el último fallo clave de la selección española. Corbalán terminó el partido con 19 puntos en su haber, una cifra inusual para su posición sobre la cancha, pero que señala su enorme influencia sobre el resto del equipo. Sin lugar a duda fue el mejor de los españoles.

Con Solozábal apareció cierta alegría ofensiva que se convirtió en un descalabro defensivo que dejó las cosas en plena igualdad. A los cinco minutos de este período, Italia había dado dos golpes de mano cruciales: Había dejado el marcador en 40-43, con un parcial de 12-6 favorable, y Romay se había situado en las cuatro faltas. Para colmo, Riva llevaba un porcentaje del cien por cien en este período y sus tiros de larga distancia comenzaban a florecer.

En este estado de cosas, el partido resultó una larga agonía, en la que los dos contendientes libraron sus últimos esfuerzos. Italia no pudo aprovechar totalmente la salida de Romay y Fernando Martín, porque España no quedó machacada de ese golpe, pero Meneghin anduvo más a gusto y multiplicó por tres sus aciertos oferisivos. Por otra parte, Italia tenia tres hombres con cuatro personales y otros tres con tres, razón por la cual tanipoco andaba sobrada de fuerzas.

Quedó claro que el partido se convertía en una lucha por llegar a los segundos finales con el balón dominado y la posibilidad de un triunfo. El caso fue, a pesar de todo, que España se encontró con esa posibilidad y falló. Los ocho segundos que dejó de margen fueron suficientes para que Italia levantara la cabeza y Marzorati ejecutara el tiro de gracia.

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