El papel de España, esencial para moderar las reformas occidentales al texto final de la CSCE
La actuación del embajador de España en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), Juan Luis Pan de Soraluce, resultó decisiva para que el bloque de países occidentales, y particularmente Estados Unidos, limitase al mínimo posible sus enmiendas al proyecto de declaración final elaborado por los neutrales y no alineados.
La restricción de esas enmiendas, en cuanto al número y al contenido, ha hecho posible que el éxito en la Conferencia de Madrid se encuentre en estos momentos "al alcance de la mano", según afirmó ayer ante el pleno el jefe de la delegación italiana Giulio Bilancioni.La representación soviética, en esta ocasión por medio del general Constantin Mijailov, repitió ayer su posición contraria que sean introducidas reformas en el texto original de los neutrales. El coronel Mijailov explicó a los representantes de los 35 países que toman parte en la CSCE -todos los de Europa, menos Albania, Estados Unidos y Canadá- que el proyecto presentado por los neutrales es el máximo que puede aceptar la URSS.
Esta declaración, interpretada por algunas delegaciones occidentales como una táctica negociadora más que como una posición de principio, no ha menguado las esperanzas del embajador español, quien ayer se declaró "más optimista que en semanas precedentes", coincidiendo con otros representantes. Todavía no se han iniciado negociaciones, ni públicas ni privadas, sobre las cuatro reformas propuestas pero se tiene la impresión de que estas negociaciones empezarán a partir del próximo lunes.
La negociación está centrada en las cuatro reformas occidentales, de cuya moderación y limitación en número es responsable en gran parte el embajador español, según fuentes diplomáticas. Juan Luís Pan de Soraluce ha defendido en las reuniones del grupo occidental, la necesidad, prioritaria de alcanzar un éxito en la Conferencia de Madrid como demostración de que es posible la distensión y el diálogo.
El representante de España, respaldado en general por sus colegas de la República Federal de Alemania y Francia, ha intentado, en todas las reuniones celebradas desde la reanudación de la CSCE el pasado 19 de abril, moderar el inicial rechazo norteamericano al proyecto neutral en beneficio de un acuerdo final que ha de ser adoptado por consenso. Sólo una de las cuatro enmiendas occidentales se puede decir que sea individualmente compartida e impulsada por España: la exigencia de facilidades en la URSS para los matrimonios entre personas del Este y el Oeste y la libre circulación de los ciudadanos soviéticos. Pan de Soraluce, entre otros, consiguió que la actitud del embajador de EE UU, Max Kampelman, pasase del práctico rechazo del documento de los neutrales a su aceptación inicial. Y fue él quién ha marcado en todo momento la actuación del Gobierno González, en relación con la CSCE, en sus contactos con otros países.
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