La explosión de 1.000 kilos de Goma 2 provocó la catástrofe de Galdácano
Equipos de la Guardia Civil, asistidos por perros amaestrados, miembros del servicio de Protección Civil y técnicos de la empresa participaron en los citados servicios, sin que hasta la tarde de ayer hubieran aparecido los cuerpos de Carlos Fernández, Carmelo Urrechu, Rafael de Juan y José Luis Larrea, a los que se supone destrozados por los efectos de la explosión accidental que se produjo en la fábrica de Unión de Explosivos Riotinto, situada en la localidad vizcaína de Galdácano.
Según estimaciones de los expertos, la explosión, que provocó tres muertes, fue producida por unos 1.000 kilos de Goma 2. Aunque, presumiblemente, el número de víctimas parece seguro o que se eleva a siete. Paralelamente, el comité de empresa ha creado una comisión para investigar las causas de la catástrofe.De la veintena de personas heridas, entre trabajadores y vecinos de la localidad de Galdácano, que resultaron afectados por la onda expansiva de la explosión, únicamente tres continúan hospitalizadas. José Portales, uno de los trabajadores pertenecientes a la unidad de explosivos gelatinosos de la factoría donde se produjo la explosión, se halla muy grave. Sufre traumatismo cráneo-encefálico y conmoción cerebral. Un segundo operario, Vidal Jiménez, se repone de sus heridas en el hospital de Basurto, en tanto que una mujer, Inés García, de 58 años, se encuentra internada en la residencia sanitaria de Cruces (Baracaldo). Resultó herida de gravedad a consecuencia del desprendimiento de una vitrina, en un establecimiento comercial del casco urbano de Galdácano, en el momento de producirse la explosión. Los Reyes han enviado un telegrama de pésame desde Argel a los familiares de las víctimas.
Aunque diversas fuentes señalan la apertura de investigaciones para determinar las causas de la explosión, durante el día de ayer se carecía de datos oficiales al respecto. La dirección de la empresa, que a última hora del lunes emitió una nota informativa sobre los hechos, insistía por su parte en la dificultad de avanzar luna hipótesis sobre las razones de la catástrofe, debido, en particular, a la destrucción general que presentaba la zona siniestrada. Algunas de las versiones procedentes de los trabajadores achacan, por su parte, la causa de la explosión a un fallo mecánico producido en alguna de las tres máquinas nuevas de encartuchamiento del material explosivo que fueron adquiridas por la empresa hace pocos meses.
Por su parte, el comité representativo de los trabajadores anunció, en la mañana de ayer, la puesta en marcha de una comisión investigadora para el esclarecimiento de la catástrofe. El comité, que anunció la confección de un informe detallado con todos los datos procedentes de la investigación que se practique, se mostró partidario de que, en el futuro, la determinación de los ritmos de trabajo y las medidas de seguridad en la empresa sean adoptados con el acuerdo de los trabajadores.
En el ambiente de duelo que vivió ayer la localidad de Galdácano, de 25.000 habitantes, el alcalde de la población, Pedro Eguileor, mostraba su preocupación ante el riesgo que para la población supone la ubicación de la fábrica de explosivos, situada a unos 300 metros del casco urbano. El alcalde peneuvista, que resultó reelegido el pasado domingo, hacía suya la "rabia e impotencia" que, en su opinión, embargaban a todos los vecinos del municipio. "Hay que hacer algo para que esto no siga ocurriendo, porque el Ayuntamiento no puede quedar al margen de tanta tragedia y tanto dolor y desolación", declaraba Pedro Eguileor, a la vez de señalar que la corporación que preside tomará una decisión al respecto.
Otros accidentes
Además de la explosión producida el pasado lunes, la Unión Explosivos Riotinto de Galdácano ha vivido otros ocho accidentes graves, que arrojaron un total de 37 víctimas mortales. Uno de los más dramáticos se produjo en junio de: 1974, en el que murieron 22 personas y resultaron heridas más de 30. Entonces, se atribuyó a una posible fuga de éter-alcohol la causa del accidente. La empresa indemnizó entonces con un millón de pesetas a las familias de cada una de las víctimas.Aquel accidente provocó un movimiento de protesta entre los vecinos de Galdácano que inicialmente pidieron el traslado de las instalaciones de la factoría fuera de la localidad. Su iniciativa no prosperó. Sus demandas estaban acompañadas, al mismo tiempo, del temor a la pérdida de varios puestos trabajo.
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