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La reactivación en España está ligada a la de Europa occidental, según Almunia

Hoy termina la segunda conferencia de los ministros de Trabajo del Consejo de Europa (21 países), iniciada anteayer en esta capital. El ministro español de Trabajo, Joaquín Almunia, en unas declaraciones al diario parisiense Le Monde, estima que "España no puede salir sóla de la crisis" y que "la reactivación de la economía en España está ligada a la evolución de la situación en los principales países de Europa occidental". La conferencia de París ha examinado los medios que permitirían remediar el desempleo, que asciende a cerca de 19 millones de personas en los países del Consejo de Europa.

Los sindicatos piensan, sobre todo, en la defensa de los intereses de los trabajadores con un empleo, pero muchos no tienen esta suerte", declaró Almunia al diario citado, pronunciándose al tiempo sobre la estrategia económica a seguir más adecuada: "Ahora está claro que el axioma admitido durante mucho tiempo, de acuerdo con el cual se favorecía el empleo aumentando la inflación, no corresponde a la realidad. Por el contrario, luchando contra la inflación se pueden crear puestos de trabajo, a condición de no emplear exclusivamente la política monetaria".España arroja hoy la tasa de paro más elevada de Europa Occidental (17%), padece la crisis económica internacional y aspira a entrar en la Comunidad Económica Europea (CEE). Esto último le obliga a una reconversión industrial y a la industrialización de su agricultura, todo ello para ofrecer productos competitivos que no gozarán, como ahora, de barreras preteccionistas. El ministro de Trabajo admite que este es el gran problema español y conviene con que, una vez en el interior de la CEE, "sabernos que no podemos especializarnos en tecnologías de punta. Tampoco queremos ser, como en el pasado, una reserva de mano de obra barata para Europa. Nuestro espacio (en la CEE) corresponde a una tecnología de nivel medio".

Almunia, que estima que el Gobierno socialista "no quiere entregarse ciegamente a las leyes del mercado para reestructurar el empleo, pero tampoco quiere impedirlas que funcionen", asiste a la conferencia del Consejo de Europa, donde se le buscan soluciones al panorama. La tarea es ardua y nadie piensa que, hoy, al final de los trabajos de los ministros, se produzca el milagro.

Marginación de los parados

En la valoración de esta plaga de los años ochenta, los ministros de Trabajo están de acuerdo. El francés, Pierre Beregovoy, como presidente de la reunión, se dejó ganar, casi por la alegoría, cuando se inquietó del peligro de "marginalización de grupos enteros de la población", como consecuencia del paro. Sus colegas, como él mismo piensa sin duda, declaran abiertamente que, de no encontrarle remedio, el paro dará al traste con las democracias en Occidente.

¿Y la terapéutica a aplicar? Todos están de acuerdo también en que la solución debe ser común, y aquí comienzan las dificultades. La Confederación Europea de los Sindicatos (CES) y la Confederación Patronal Europea (UNICE) no asisten a la reunión, pero se entrevistaron con los ministros del Consejo de Europa de antemano, para exponer sus puntos de vista. La actitud de estos dos actores básicos de la economía (patronos y sindicatos) subrayan las divergencias que también se manifiestan en la conferencia de los ministros: los sindicalistas creen en las virtudes del reparto del trabajo (reducción de horarios y retiro adelantado) y los patronos dudan de sus efectos. Los franceses y españoles piensan como los sindicatos, mientras otro país de la Internacional Socialista (IS), como Suecia, estima representar una tercera vía entre el liberalismo (reglamentaciones laborales sin trabas para contratar o licenciar empleados) y la experiencia francesa, que ha tenido que ser frenada en lo que atañe a la reducción a 35 horas semanales.

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