Dos conductores, carbonizados al chocar en Huesca un camión cisterna cargado con gas
Una bola de fuego de unos 200 metros de radio y casi 15 de altura carbonizó en la madrugada de ayer a dos camioneros y dejó a un tercero con quemaduras graves, después de que un camión cisterna, cargado con gas butadieno (gas que se emplea básicamente para la fabricación de caucho sintético), chocara contra el arco de un puente en la autopista Zaragoza-Barcelona, a unos seis kilómetros de la localidad de Fraga (Huesca).
El gas se desparramó rápidamente sin provocar explosión de la cisterna, pero las llamas alcanzaron también a una pequeña masía deshabitada junto a la autopista, que permaneció parcialmente cerrada al tráfico durante el día de ayer. Las dos víctimas mortales son José Sevilla Entrena y Antonio Conesa.El accidente, según fuentes de tráfico consultadas, hubiera podido constituir una verdadera tragedia de haberse producido una explosión de la cisterna. Diversos expertos compararon esta hipótesis a un "accidente como el de Los Alfaques", ya que el butadieno es un gas de rapidísima combustión al simple contacto con el aire. De haberse producido esta explosión, la bola de fuego hubiese carbonizado un radio de acción de cinco kilómetros y habría podido alcanzar las afueras de la ciudad de Fraga, de unos 11.000 habitantes.
Sobre las dos de la madrugada de ayer, un grupo de jóvenes, a la salida de un bar del cercano pueblo de Serós, a quince kilómetros, vieron un gran resplandor. El mismo testimonio ha sido manifestado por vecinos del pueblo de Candasnos. Un camión cisterna chocó contra el arco que sostiene el puente de un camino vecinal que cruza la autopista A-2, en el punto kilométrico 119,800 junto al límite entre las provincias de Huesca y Lérida. El camión Pegaso SO-0851-B arrastraba una cisterna de la empresa Eurogás, e iba conducido por José Sevilla Entrena. A juicio por las huellas marcadas en la calzada de la autopista, el vehículo que iba en dirección a Zaragoza se habría desviado hacia el centro de la autopista colisionando finalmente contra el arco del puente.
El choque abrió un boquete en la cisterna y también, paralelamente, por causa de la presión del gas, quedó abierta la compuerta de seguridad conocida en términos de "la boca de hombre". Este dispositivo, situado en la parte posterior del depósito de la cuba del gas, parece que evitó una explosión de toda la cisterna- gas comenzó a desparramarse y a arder. El conductor, José Sevilla Entrena, natural de Tarragona, quedó rápidamente carbonizado y con él la documentación y la cabina del vehículo.
En unos minutos el fuego se extendió, en un radio de unos 150 metros del punto del choque, provocando, además del resplandor, un ruido intenso por la combustión que fue escuchada, según versiones recogidas por este periódico, incluso en el pueblo de Zaidín, a casi una veintena de kilómetros del lugar. Otro camión Pegaso, de dos ejes y matrícula de Tarragona, T-4094-I, circulaba en el mismo momento en dirección contraria, pero fue alcanzado también por las altas llamas. Procedente de la localidad coruñesa de Santa Eugenia de Ribeira, transportaba unas veinte toneladas de pescado hacia Barcelona. Sus dos ocupantes, según una hipótesis generalmente aceptada, habrían saltado del camión cuando éste ya estaba en llamas.
Uno de los conductores, de la empresa López Mejía, era Antonio Conesa Manzano, de 36 años, natural de Vejer de la Frontera (Cádiz), quien falleció a las pocas horas de ser ingresado en la unidad de grandes quemados de la residencia de sanitaria Valle de Hebrán, de Barcelona. Su compañero, Francisco López Callado, de Barbate de Franco, de 41 años de edad, permanecía ayer ingresado en estado gravísimo con quemaduras en el 97% de la superficie de su cuerpo.
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