El 'cansancio', la enfermedad política del equipo de Garaikoetxea

La dimisión de Javier García Egotxeaga, titular hasta el miércoles último del departamento de Industria del Gobierno Vasco, se interpreta en los medios políticos como un hecho trascendental y significativo de la crisis larvada existente en el seno del ejecutivo autónomo. Más allá de las declaraciones contundentes con que el propio lendakari ha pretendido atajar los comentarios que atribuyen a su gabinete una coyuntura de inestabilidad, parece claro que los miembros del ejecutivo vasco están sometidos a un desgaste superior al que implicaría, en circunstancias normales, el desempeño de sus funciones.A las dimisiones simultáneas de García Egocheaga y del consejero de Cultura, Ramón Labayen, cuyo departamento ha sido ahora absorbido por el de Educación y el de Presidencia, habrá que sumar al final de la legislatura las del consejero de Hacienda y Economía, Pedro Luis Uriarte, la de Educación, Pedro Miguel Etxenike y la del propio vicepresidente, Mario Fernández. El Gobierno autónomo fue ya reestructurado en mayo del pasado año, tras los abandonos de Carmelo Renovales, consejero de Justicia y de José Luis Robles, titular del departamento de Transportes. El propio Jesús García Egotxeaga y Pedro Luis Uriarte presentaron en aquellas fechas sus dimisiones que fueron rechazadas por Carlos Garaikoetxea con el argumento de que el abandono supondría un golpe político trascendental para el ejecutivo vasco.

El origen del cansancio, palabra con que algunos consejeros han reflejado públicamente su estado de ánimo, se sitúa al parecer en las relaciones mismas entre el Gobierno y su partido, el PNV, al margen de otras razones y en cuyo trasfondo se adivina una cuestión de competencias, atribuciones y personalismos.

El control que el PNV ejerce sobre el ejecutivo a través de sus diputados ha llevado a varios miembros del Gobierno vasco a sentirse agarrotados y sin el suficiente margen de maniobra para ejercer sus propias funciones. El debate sobre la Ley de Territorios Históricos (LTH), en el que el Gobierno fue derrotado por su propio partido, la elección del Gora ta gora como himno oficial vasco, la ley de presupuestos o la ley electoral, marcan algunos de los puntos de fricción entre una visión foralista, provincialista,-juzgada arcaica- y la óptica de lo que algunos consejeros entienden que debe ser la administración moderna de una comunidad autónoma.

La diferencia de perspectivas ha llevado en ocasiones a provocar situaciones pintorescas en las que el Gobierno, que se sentía más amenazado por su propio partido que por la oposición, escuchaba con disimulada complacencia las críticas de los otros grupos que componen la Cámara. De hecho, los consejeros que han dimitido o anunciado su dimisión están identificado como "neonacioalistas, moderados y técnicos". Alguno, como García Egotxeaga no ha estado afiliado al PNV y todos ellos están considerados como profesionales altamente cualificados.

El recién dimisionario ha manifestado que el abandono de su cargo responde a razones estrictamente personales. "Mi decisión se deriva fundamentalmente de una excesiva permanencia, más de cinco años, en la administración pública", para añadir a continuación: "Mi futuro no lo veo en el mundo político". Por su parte, Ramón Labayen aspira a ocupar la alcaldía de San Sebastián, en cuyo ayuntamiento fue teniente de alcalde.