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La papelera Torras Hostench suspende pagos con unas deudas declaradas de 17.362 millones de pesetas

Andreu Missé

La papelera Torras Hostench, SA, cuarta empresa española del sector, presentó ayer suspensión de pagos ante el juzgado decano de Barcelona. En el expediente, cuya tramitación ha correspondido al Juzgado de Primera Instancia número 4, se declara un activo de 27.720 millones de pesetas y unas deudas de 17.362 millones. Simultáneamente se presentó la suspensión de pagos de la filial Industrial Cartonera, SA (ICSA), participada en un ciento por ciento por Torras Hostench, que declaró un activo de 9.262 millones de pesetas y un pasivo de 5.970 millones.

Torras Hostench emplea a unos 1.800 trabajadores distribuidos en sus principales factorías de Sarrià de Ter y Sant Joan les Fonts (Gerona), Menjibar (Jaén) y Almazán (Soria). La papelera experimentó una importante recuperación en 1982, con unas ventas próximas a los 16.000 millones de pesetas que le permitieron conseguir un cash flow de mil millones de pesetas, frente a las pérdidas de 1.320 millones registradas en 1981.La presentación de la suspensión de pagos contrasta con las informaciones aparecidas los últimos días en las que se afirmaba que la empresa había conseguido aplazar dos años más sus deudas con los acreedores, principalmente bancos extranjeros, lo que suponía un profundo respiro para equilibrar las finanzas de la sociedad. Este acuerdo ha sido desmentido por el secretario general, Josep M. Sot, quien señaló que ciertamente se habían iniciado negociaciones con los acreedores con el objeto de conseguir una prórroga de los créditos, pero sin que se llegara a cerrar un acuerdo.

Josep M. Sot ha explicado que las causas que han determinado la decisión de presentar la suspensión de pagos están estrechamente relacionadas con el crecimiento que ha sufrido la carga financiera exterior a consecuencia de la incesante alza del dólar, divisa con la que se concertaron la mayoría de créditos. En efecto, durante los años 1979, 1980 y 1981, Torras Hostench recibió importantes créditos con sindicatos bancarios extranjeros, entre los que figuran Hill Samuel, Paribas, Deutsche Bank, Bank of America, Crédit Lyonnais, Arnrobank y Credit Bank, por una suma global de 45 millones de dólares. En aquellos años la divisa norteamericana, se cotizaba alrededor de 75 pesetas, y los intereses exigidos por los bancos extranjeros eran sustancialmente inferiores con los que operaban los bancos españoles. Sin embargo, al doblarse prácticamente la cotización del dólar, los préstamos extranjeros se han convertido en auténticos dogales que han acabado ahogando la tesorería de la empresa. A finales de 1981, Torras Hostench consiguió ya una refinanciación de su deuda con sus acreedores, pasando los bancos a participar en la sociedad en la que un 15% del capital quedó en manos de los bancos españoles Exterior, Hispano Americano y Urquijo.

Las fantasías de Higinio Torras

Aunque, sin duda, las causas próximas de la crisis de Torras Hostench hay que buscarlas en el disparatado crecimiento de las cargas financieras provocado por la escalada del dólar, otras fuentes señalan que esta situación de riesgo fue creada a mediados de los años setenta, cuando el presidente de la sociedad, Higinio Torras Majem, emprendió una ambiciosa ampliación de sus actividades al adquirir otras empresas del sector. En esta línea cabe situar la compra de la planta de Menjibar (Jaén) dedicada a la fabricación de cartón. La operación resultó ser una mala inversión como lo han corroborado las continuas pérdidas que ha generado. Con el objeto de rentabilizar esta empresa se adquirieron tres industrias manufactureras de cartón en Canovellas (Barcelona), Alcalá de Henares (Madrid) y Cuart de Poblet (Valencia) a fin de cerrar el ciclo de producción y mejorar así su oferta comercial.El desarrollo de este fantástico plan de inversiones, que fueron más generosas en pérdidas que en ganancias, sustentado en buena parte con créditos exteriores llevó a la sociedad a una dependencia creciente de sus acreedores. Lo cierto es que en la década anterior Torras Hostench había logrado importantes beneficios y prefirió arriesgarse en ambiciosos planes expansionistas antes que emprender una necesaria renovación tecnológica que le hubiera librado del material obsoleto que ahora le impide desplegar con éxito su recuperación.

Tras la fuga de Higinio Torras, a raíz de la crisis del Banco de los Pirineos, entidad que también presidía, el consejero Antoní Xuclá fue nombrado presidente de la papelera. Paralelamente los bancos renegociaron las deudas y facultaron de plenos poderes para reflotar la empresa a un equipo de profesionales encabezado por Pedro Labarría. Con la gestión de los nuevos administradores se inició una etapa de decidida recuperación y saneamiento cuya consolidación futura ha quedado ahora indefectiblemente ligada al desenlace de la suspensión de pagos.

Josep M. Sot ha señalado que con la suspensión de pagos se ha querido proteger sobre todo los puestos de trabajo y asegurar la continuidad empresarial. No obstante, la medida causará irreparables dificultades a los proveedores, transportistas y empresas auxiliares que en un número importante prestaban sus servicios a la factoría principal de Sarrià de Ter, próxima a Gerona.

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