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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La carrera militar

Los militares somos reacios a contestar a aquellos que escriben de nosotros. Sin embargo, en esta ocasión, no he podido contener la indignación que me ha producido la lectura de una carta firmada por don Antonio Gil (Madrid), publicada en el diario de su dirección con el título Militares y cátedras.

No quiero entrar en la consideración de si nuestros sueldos son altos o bajos, no es nuestro estilo, y además, otras personas con mas información que yo, entre las que se encuentra el propio presidente, del Gobierno, se han pronuaciado, recientemente al respecto.

De lo que sí me asombro, al menos tanto como se asombró don Antonio Gil, es que alguien que dice ser universitario no sepa que hace bastante tiempo la legislación vigente considera a la carrera militar cómo superior a todos los efectos.

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También quiero informar a don Antonio, y a todos aquellos a quienes su carta. haya podido desorientar, que la carrera militar consta de cinco cursos de diez meses de duración cada uno; que el primero de ellos es selectivo, y que para poder tener acceso a este primer curso es necesario haber superado una oposición, a la que en los últimos años se presentan más de 2.800 aspirantes para 85 plazas (caso de la Academia General del Aire). Por supuesto, para poder opositar es necesario haber aprobado el COU.

Por otra parte, el nivel de esfuerzo intelectual exigido durante la carrera es, como mínimo, igual al que hayan podido exigirle a don Antonio. Se lo digo con conocimiento de causa y no de oídas, pues, además de militar, soy licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales (segunda promoción de la Universidad de Alcalá de Henares), como lo son otros muchos militares en esta Y otras carreras.

Esta experiencia me ha llevado al convencimiento de que la carrera militar no es que se llame carrera, como escribe don Antonio, sino que es una carrera superior y de las más fuertes.

En cuanto a las prebendas (que no prevendas) sociales y económicas, don Antonio utilizó una media verdad que, como él bien debe saber, es la peor de las mentiras, dado que no todos los militares tienen la suerte de tener acceso a una vivienda del patronato (previo pago del alquiler correspondiente y no gratis), porque, al igual que ocurre con el caso de otros funcionarios civiles, no hay casas para todos.

Pero además tampoco es fácil que un militar pueda tener acceso a lo que pudiéramos llamar casa de renta antigua, pues bastante antes de que la renta envejezca habrá tenido que marcharse, por imperativos de la profesión, a otro lugar y a otra casa de renta supernueva. Que conste que no me estoy quejando; simplemente estoy informando a don Antonio.

Por otra parte, tan "modesto, callado y olvidado profesor" dirige su dardo directamente a los coroneles, empleo que normalmente se alcanza (el que lo alcanza) con más de treinta años de servicio y al menos con un destino distinto por cada uno de los empleos de teniente, capitán, comandante (previa superación del curso de aptitud correspondiente) y teniente coronel. Tenga en cuenta que ya un teniente recién salido de la academia militar ha superado una oposición tan dura, por lo menos, como la suya. ¡Apunte más bajo, don Antonio! /

. Capitán del Arma de Aviación. .

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