Reventós tomará posesión de la Embajada de París en abril
El nuevo embajador de España en Francia, el dirigente catalán del PSOE Joan Reventós, no entrará en funciones, posiblemente, hasta el próximo mes de abril. Hasta la fecha, no le ha sido concedido el plácet al Gobierno español, pero todo da a entender que se debe a circunstancias ajenas a la persona del nuevo jefe de la diplomacia hispana en la capital francesa.
En principio, el placet ya tendría que haber sido examinado por el Consejo de Ministros francés, tal como lo exige la tradición, pero los acuciantes problemas políticos, económicos y financieros con los que se ha visto confrontado este país durante las semanas pasadas, han relegado esa cuestión. Así, al menos, lo explican medios solventes diplomáticos franceses.No sería imposible que, mañana, miércoles, el placet de Reventós pasase la prueba del Consejo de Ministros, aunque dicha eventualidad pudieran contrariarla dos hechos: las preocupaciones internas y urgentes ya precipitadas del Gobierno de París y, de otro lado la coincidencia de que el ministro de Relaciones Exteriores, Claude Cheysson, viaja en estos momentos por el Sureste Asiático y no asistirá al pleno semanal de los ministros franceses. La cuestión, de ser así, se estima en esta capital que sería cancelada definitiva y, positivamente el miércoles día 6 de abril.
Los medios diplomáticos galos ya citados subrayan que "no existe ningún tipo de objección respecto al nuevo embajador en Francia nombrado por el Gobierno español". Réventós es conocido, aquí, por algunos de sus colegas socialistas, como pueden serio muchos de los dirigentes del PSOE; de cara al gran público es desconocido. Un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores, interrogado sobre el nombramiento de Reventós dijo escuetamente: "Como Guidoní, nuestro embajador en Madrid, no es un político". Un especialista de la Prensa parisiense en los problemas franco-españoles, no sabía que el elegido era Reventós y, tras darle el nombre y reflexionar brevemente para identificarlo como un dirigente socialista catalán se interrogó: "¿Por qué nombran a un catalán, precisamente?".
Y se respondió a sí mismo: "Quizá sea para desapasionar las relaciones políticas entre Madrid y París y, al tiempo, desarrollar las economías".
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