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Reportaje:La trastienda portuguesa / 1

Y después de Soares, ¿qué?

ENVIADO ESPECIALTodos los sondeos y la inmensa mayoría de las personas -políticos, intelectuales, profesionales, periodistas, gente de la calle... - con quienes ha conversado este enviado especial no dudan en señalar a Mario Soares, secretario general del Partido Socialista Portugués (PSP) como ganador a los puntos en las próximas elecciones a la Asamblea de la República a celebrar el 25 de abril. Pero lo cierto es que Soares no obtendrá mayoría parlamentaria y tendrá que volver a coaligarse con una derecha desprestigiada. Lo más grave aún es que ya en los propios mediós políticos, miembros cualificados se ha cen la siguiente pregunta: "Y después de que Soares vuelva a fracasar, ¿qué va a pasar en Portugal? ¿Quién va a mandar?". No falta quien apunta a la figura del general Antonio Ramalho Eanes, actual presidente, como único posible salvador de la hecatombe.

La impresión que uno puede recoger, palpitante en la actualidad lusitana, es la de la enorme suspicacia y claro desencanto que muestra la población por sus líderes. Tras el sálvese quien pueda que terminó con la coalición de los socialdemócratas de Francisco Pinto Balsemão, con los democristianos de Diogo Freitas do Amaral y el minúsculo grupo de los monárquicos, Portugal se ha quedado sin cabezas rectoras que digan algo al electorado.Sólo restan dos: el comunista Alvaro Cunhal y el socialista Mario ,Soares. Cunhal, pese a su extrema dureza estalinista, tiene unos votantes casi numerados, seguros, y hasta se aventura que podría lograr algún escaño más. Queda, por exclusión, Soares, que conserva todavía un cierto tinte carismático o tradicional. Es el representante del mal menor.

Los 'subalternos'

Con todos los respetos debidos a sus personas, lo cierto es que Portugal está hoy regida por los subalternos. El propio Pinto Balsemão jamás hubiera accedido al cargo de primer ministro si su antecesor y correligionario, Francisco Sa Carneiro, no hubiera fallecido en oscuras circunstancias, y Freitas do Amaral hubiera desaparecido de la escena política -aunque ya lo ha hecho por propia voluntad-, subsumido por un joven de enorme fortaleza y capacidad como era Adelino Amaro da Costa, el número dos de los democristianos, fallecido en el mismo accidente de avión que Sa Carneiro.

La Alianza Democrática (AD) portuguesa se quedó sin cabezas, y su derrumbe ha sido progresivo e irremediable. Sólo la sombra tutelar de Sa Carneiro ha hecho que pudiera desenvolverse durante una temporada no excesivamente larga, pero al final, la AD lusitana se ha deshecho como un azucarillo en un vaso de agua. Prácticamente es igual barajar y volver a barajar nombres de entre los segundones socialdemócratas o de los democristianos. La impresión que uno obtiene es que daría igual que fuera uno u otro.

Victor Sa Machado Lucas Pires, Carlos Mota Pinto, Basilio Horta, etcétera, pueden ser, o son, sin duda, personas valiosas, pero ninguno es un primer espada de la política. Y de más de uno de los nombrados o de los que se pudieran nombrar habría serias dudas a la hora de calificarle como auténtico demócrata.

No se puede decir lo mismo, esto es cierto, de Francisco Pinto Balsemáo. "Pinto Balsemão era demócrata de mais, estilo inglés; quería fair play y lo practicaba, y aquí, en Portugal, carecemos todavia de esa auténtica educación y civilidad democrática", dicen en Portugal.

También carecía de carisma público. Se retira de la política activa y pública. Pero volverá a ella. "Estamos, pues, a la búsqueda y captura de un líder. Y ello es malo, muito mau, porque los pueblos que buscan líderes pueden estar condenados a encontrarse con ciertos mesías".

Victoria cantada

De momento, pues, la victoria de Soares está cantada. Pero va a ser una victoria pírrica. "Su victoria será nuestro fracaso. Pero si ganara otro, puede que fuera peor". Entre tanto, los subalternos de las facciones de la derecha velan armas y, sobre todo, se disputan los despojos. Un triste espectáculo que a los españoles no nos puede sorprender, pues erÍ buena medida se asemeja mucho a lo ocurrido en nuestro país con la liquidación y saldo de Unión de Centro Democrático. Así pues, ya de antemano se puede asegurar que otra vez el PSP tendrá que coaligarse con el PSD (o bien desgajado de los democristianos, o bien con éstos, cosa muy improbable) si quiere gobernar.

Y quiere, por supuesto. Pero será volver a comenzar el proceso iniciado cuando el partido socialista perdió la relativa mayoría que tuvo en su primer Gobierno; y al aliarse con la derecha volvería a repetirse -ya se está diciendoque es preciso un Gobierno de salvación nacional o de consenso nacional.

Y perder, perder, perder

Por mucho- que Mario Soares diga que van a ganar por mayoría -cosa que probablemente no se cree ni él mismo- en una irreal traslación de la situación española a la lusitana, lo único verdadero es que el Partido Socialista Portugués no ha hecho sino perder, perder y perder electorado y prestigio desde que lograse 116 diputados en las constituyentes de 1975, para pasar a tener sólo 74 diputados. Es de destacar la tremenda visión política de Mario Soares, que se puso en contra de Eanes e hizo campaña para que no se le votase en las elecciones a la presidencia de la República; pero Eanes dejó en ridículo al líder socialista, que no fue apoyado ni por su propio partido. Soares dice ahora que ganarán por mayoría porque en las últimas elecciones locales aumentó un 4% de los votos (pero calla que sólo logró el 28% de los mismos), mientras que AD perdió un 4% de votos (pero totalizó el 42% del total). El PCP se mantuvo en su 20%.

Nadie duda de que Soares ganará; pero ello por la simple razón de que no va a tener un frente unido de centro-derecha en contra y porque ese centro y esa derecha carecen de líderes auténticos. Para la política general del país vecino la vuelta al socialismo soarista (un socialismo a la portuguesa) tampoco representará mutaciones. A lo más, pequeños cambios, pues la verdad demostrada es que gobernó en derecha. Como se ha escrito en un semanario lisboeta liberal: "Soares es socialista.... pero no practicante".

El juego del PCP

El PCP de Cunhal quedará má o menos en el lugar que ocupa aunque puede beneficiarse de la actual descomposición política portuguesa. Para muchos, la misión que el PCP cumple es la de ser el brazo de la URSS en África, en esa África ex portuguesa de Angola y Mozambique, uno de los pun tos calientes del planeta. Por otra parte, el PCP cunhalis ta se encuentra instalado en el auténtico poder fáctico a través de la Intersindical, única fuerza sindical fuerte, ya que en Portugal carecen del contrapeso de una central socialista como es la UGT española.

Cunhal puede -y, de hecho, durante todo este mes de marzo lo viene realizando- paralizar los servicios públicos de mayor importancía del país. Es su baza. Y eso lo sabe tan bien Soares como el centro socíaldemoc rático (PSD) o los democristianos (CDS).

En el Partido Social Demócrata sólo Mota Pinto se perfila como, un posible sucesor de Sa Carneiro.Ya fue primer ministro, y su gestión dejó mucho que desear. Dicen que Mota Pinto es como el Guadiana, que aparece y desaparece de la escena política. Otros, más inmisericordes, le acusan de travestismo, o de virasacas (es decir, de mudarse de chaqueta según las circunstancias). Como posible posible líder de los democristianos sólo destaca Lucas Pires. Inteligente y de palabra fácil. Muy populista.

Y al fondo, Eanes

Son ya trece los Gobiernos que Portugal ha tenido desde aquel célebre 25 de abril de 1974. Fue un abril -versión lusitana del mayo a la francesa- feliz e incruento que contó con el entusiasmo sin límites de la juventud. Pero los años, ya cerca de nueve, han pasado, y aquella. juventud, y no sólo ella, ve cómo, tanto si ha votado a izquierdas como a derechas, la vida ha seguido casi idéntica. De ahí los grandes vaivenes de las elecciones lusitanas. Portugal está a la búsqueda de un jefe, pero no lo encuentra. Y aquí entra Eanes. Su numeroso equipo de asesores -personas de valía- ha estado intentando que Eanes forme su propio partido político, pero por ahora parecen haber desistido, al menos de forma visible. Eanes no es un líder político, pero su inexpresividad, su rostro que parece tallado en mármol, frío, inconmovible, es, paradójicamente, algo que da seguridad a los portugueses.

Lo que Eanes busca es cómo puede hacer para, sin salirse de la Constitución, tomar más poder y convertirel régimen semipresidencialista portugués en un régimen totalmente presidencialista como el francés. El empeño no es nada simple.

Por último, la gravedad del tema que se avecina si ganan los socialistas es que Mario Soares no sólo hizo campaña en contra de Eanes en las elecciones para la presidencia, sino que sus choques frontales vienen desde la época en que Mario Soares fue primer ministro.

Y dada la Constitución portuguesa, si no coinciden las voluntades del jefe del Estado y del jefe del Gobierno, el país queda paralizado, ya que el primero puede congelar cualquier decisión importante del segundo. Aun con los poderes ya disminuidos, Portugal sería ingobernable con un presidente que no trabajase de acuerdo con su primer ministro -aunque se discutieran entre ellos los temas, en profundidad- para alcanzar unos fines concretos y concordantes.

Así es que, si los socialistas ganan, tendrán, en primer lugar, que coaligarse con los socialdemócratas, lo que les restará mucha independencia y hasta tener que pasar por condiciones que no hagan aumentar las múltiples contradicciones que ya tuvo Mario Soares en sus días de máximo poder. Y en segundo lugar está la cuestión presidencial, que puede ser aún más grave. Son muchos quienes apuestan a que un Gobierno de coalición socialista podría ser derribado antes de un año. Entonces Portugal tendría que buscar a su Dalai Lama, hasta hoy desconocido, para salir del vacío de poder, o bien echar mano de la única personalidad conocida y respetada mayoritariamente: su actual presidente de la República, el general Antonio Ñímalho Eanes.

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