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El ministro del Interior presidió el funeral por el policía asesinado

El ministro del Interior, José Barrionuevo, y el consejero del Interior del Gobierno vasco, Luis María Retolaza, asistieron ayer al funeral por. Ramón Martínez García, el cabo de la Policía Nacional muerto a consecuencia del atentado sufrido por un convoy de la Policía Nacional el pasado viernes, cuando se dirigía a Fuenterrabía.Acompañaban al ministro de Interior el delegado del Gobierno vasco, Ramón Jáuregui, las, primeras autoridades provinciales, como el diputado foral, gobernador civil, alcalde de San Sebastián y el general inspector de la Policía Nacional, Félix Alcalá Galiano. En esta ocasión las exequias fúnebres se efectuaron en la parroquia del Buen Pastor, a cuya circunscripción pertenece el cuartel de la Policía Nacional de Aldapeta, y no en el Gobierno Civil, donde se venían celebrando con asiduidad. Esta parroquia, la de mayor capacidad de las que existen en San Sebastián, se encuentra situada en el mismo centro de la ciudad, lo que permitía la asistencia de un público que presumiblemente no suele acudir al Gobierno Civil donde este tipo de actos adquiere un carácter más íntimo. No obstante, el templo no llegó a llenarse por completo.

En la homilía, el párroco del Buen Pastor habló de la crueldad de la violencia y aclaró que "no basta tener una Policía Nacional y una ertzaina, sino que es imprescindible prestar una colaboración especial de todos y singularmente de los que se manifiestan creyentes, para terminar con esta violencia que ensangrienta nuestro pueblo". Aludió también al secuestro del industrial Jesús Guibertj finalizó haciendo una llamada a la responsabilidad de los padres, educadores e instituciones de nuestra sociedad, "y en especial a los partidos políticos, para que se dejen de protagonismos y partidismos y miren más por el bien común".

Finalizada la misa, la banda militar, que se encontraba en la entrada del templo, despidió el féretro con un toque de oración muy solemne y de gran emotividad. La viuda, a quien rodeaban las autoridades presentes, expresó en voz alta su deseo de que fuera ésta la última víctima. Y en medio de una tensa confusión mezclada con una llovizna fina que calaba a fondo, José Barrionuevo lanzó los vivas a España a la democracia, al pueblo vasco, al Rey, a la Constitución a las Fuerzas de Seguridad y a la Policía Nacional que fueron coreados entre algunos gritos aislados de "viva la policía" y "ETA asesina".

Tras estos actos, el ministro del Interior José Barrionuevo recorrió andando -por las calles de Urbieta, San Bartolomé y la Cuesta de Aldapeta- los trescientos metros aproximados que distan entre la parroquia y el cuartel, lo que resultó bastante espectacular, puesto que la zona estaba muy concurrida, como suele ocurrir los sábados al mediodía.

Una vez en Aldapeta el ministro visitó a los policías, heridos en el atentado de anteayer y se dirigió posteriormente al lugar donde se produjo el suceso, en donde depositó un ramo de flores.

Por la tardo, los restos mortales del cabo Ramón Martínez fueron trasladados a Ceutí (Murcia), donde anoche quedó instalada la capilla ardiente.

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