Caspar Weinberger, el 'poderoso'
El secretario norteamericano de Defensa, Caspar Weinberger, pasa por ser uno de los hombres más poderosos de la actual Administración del presidente Ronald Reagan. No en vano controla un presupuesto global para defensa de 238.600 millones de dólares, como previsión para 1984, y participa en todas las decisiones importantes de la Casa Blanca, como miembro duro del restringido equipo que compone el Consejo Nacional de Seguridad.Para este abogado de 65 años, casado y con dos hijos, la rutina diaria en su despacho en el Pentágono simboliza realmente el centro de poder de la capital federal norteamericana. Pasan por sus manos documentos ultrasecretos relativos a las proyecciones para la defensa norteamericana; en el contexto global mundial, discute y define estrategias de negociación de armamentos con los soviéticos, analiza focos de tensión, con particular atención en Centroamérica, donde el Pentágono cuenta con decenas de consejeros militares, y prepara nueva ayuda militar.
Weinberger es también uno de los hombres de confianza del presidente Reagan. La cooperación entre Reagan y Weinberger viene de la época en que éste fue director de Finanzas en el Estado de California, cuando Ronald Reagan era gobernador. Weinberger forma parte del núcleo íntimo presidencial de los californianos, dentro del clan de la Casa Blanca. Weinberger fue también vicepresidente de la poderosa y discreta multinacional californiana Bechtel, de la que procede igualmente el actual secretario de Estado, George Shultz.
Los análisis políticos de Caspar Weinberger en materia de defensa son expuestos periódicamente ante el Congreso, con balances desequilibrados de fuerzas entre soviéticos y norteamericanos, que obligan al sacrificio económico de destinar casi el 30% del presupuesto nacional de Estados Unidos para la defensa, para mantener la paz, la tranquilidad de los norteamericanos y, sobre todo, los pingües beneficios del conglomerado de la industria armamentística estadounidense.
En relación con España, la visita de Weinberger cuenta con un largo historial. Inicialmente fue planeada para la primavera de 1981, pero los acontecimientos del intento de golpe de Estado del 23-F no favorecían, que se diga, una visita de Weinberger.
El segundo intento coincidió con la decisión del Gobierno de UCD de incorporar a España a la OTAN, lo que tampoco era muy propicio para la visita de un líder político norteamericano de la talla de Weinberger. Hoy, a la tercera va la vencida, y Weinberger se encuentra en Madrid, en un momento en que la coyuntura de las relaciones bilaterales España-Estados Unidos no puede ser mejor.
España y Estados Unidos han firmado el nuevo convenio bilateral, que garantiza la permanencia de las bases militares.
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