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El total de morosos de la banca ascendió a casi 500.000 millones de pesetas a finales de 1982

El montante total de morosos que, a finales de diciembre de 1982, tenía contabilizados el conjunto de la banca española superaba los 460.000 millones de pesetas, de los que tan sólo el 44% -200.000 millones de pesetas- estaban dotados mediante fondos para provisión de morosos y fallidos, siguiendo la normativa del Banco de España recogida en la circular conocida como superpastoral. Aunque los bancos en general están cubriendo las indicaciones que se hacían en esa circular, aumentando las dotaciones mediante un calendario que finaliza dentro de cuatro años, en algunos medios financieros privados se considera que su alcance es corto y que no viene a resolver los, problemas con los que se enfrenta la banca.

En la actualidad, el 4% del total de riesgos de la banca se califica como moroso, cuyo cobro efectivo es bastante dudoso, ello sin tener en cuenta las posibles ocultaciones contables de las entidades bancarias que renuevan algunos créditos, por el principal más las amortizaciones, como si fueran nuevas operaciones, y que no vienen a representar otra cosa que un nuevo aplazamiento en los vencimientos; aplazamiento que se ve incrementado por la parte correspondiente a los intereses no satisfechos.La superpastoral del Banco de España, que produjo innumerables tensiones entre las autoridades del Ministerio de Hacienda y la banca privada por cuestiones de fiscalidad sobre los fondos destinados a provisión de fallidos y morosos, establece que la banca privada, en un plazo de cinco años que se inició en el pasado ejercicio, debería llegar a tener en una cuenta especial fondos suficientes para compensar posibles morosos y fallidos equivalentes al 1,5% del total de riesgos de la banca.

Tratamiento fiscal

La cifra fue considerada en su momento elevada, y de ahí surgieron los problemas entre las instituciones financieras y el Ministerio de Hacienda. Para las primeras era imprescindible que estas dotaciones tuvieran un tratamiento fiscal favorable, que fueran consideradas como gastos necesarios y por lo tanto deducibles fiscalmente, ya que de otra forma el pago de impuestos por beneficios de estos fondos tenía sensibles repercusiones sobre el nivel de dividendos distribuibles entre los accionistas. La propuesta de la banca privada era que mientras se consideraran morosos o fallidos no satisfacieran impuestos y que se repercutieran en los ejercicios posteriores cuando se demostrara que se habían logrado obtener resultados de esas operaciones.La crisis económica y la propia crisis de instituciones financieras privadas parece haber echado por tierra cualquier planteamiento de este tipo. En la actualidad, lo que, preocupa de verdad es saber si realmente se pueden mantener los bancos privados con el nivel de morosidad y de fallidos que existe o si, por el contrario, lo único que está ocurriendo es seguir engordando la bola para que el estallido final sea más importante.

La superpastoral se ha quedado pequeña en la actualidad, al margen de los calendarios establecidos. Mientras que se considera que se debe cubrir el 1,5% del riesgo total que tenga contraído cada uno de los bancos, resulta que el volumen total de morosos supera ampliamente el 4%. Aunque se hubiera agotado todo el calendario y la banca privada estuviera en ese 1,5%, resultaría que las provisiones para morosos y fallidos serían mucho menores que las necesidades reales.

Las condiciones que la superpastoral del Banco de España establece para que se consideren morosos y fallidos determinados riesgos exige que, en condiciones de crisis como las que actualmente atraviesa la economía española, se puedan considerar prácticamente como fallidos. Por tanto, las provisiones tendrían que hacerse sobre un porcentaje algo mayor del actual.

Peligro en la banca industrial

El hecho de que el conjunto de la banca privada tenga en la actualidad cubierto el 44% de sus morosos con provisiones significa que, según los tipos de bancos y el tamaño de los mismos, los porcentajes varíen sustancialmente. La primera distinción tiene que hacerse entre banca comercial y banca industrial. Según los datos de cierre de ejercicio en poder del Banco de España, en diciembre de 1982 la banca comercial tenía registrados como morosos algo más del 3,7% del total de sus riesgos, mientras que el de la banca industrial se situaba por encima del 6,6%. Ello entra dentro de la lógica por las distintas características operativas que tiene cada uno de estos bancos.La crisis industrial ha tenido que repercutir en mayor medida sobre las empresas que sobre los particulares, y por tanto debe reflejarse en mayor medida en la banca industrial que en el resto. Las últimas crisis de bancos han tenido una clara vertiente industrial, lo que vendría a explicar la concentración de morosos en este tipo de banca.

Por grupos de bancos, el formado por los siete grandes es el que tiene una cobertura mayor de morosos. De algo menos de 200.000 millones de pesetas considerados como tales, los grandes bancos nacionales tienen unas provisiones vivas a diciembre del pasado año por valor de 127.000 millones, lo que representa el 67% del total. Este porcentaje supone veintitrés puntos más que la media del sector financiero.

Sin embargo, a pesar de la importancia que estos siete bancos tienen dentro del conjunto del crédito privado, la media general desciende hasta el 44%, toda vez que la banca industrial tiene tan sólo cubierto el 22% de sus morosos, y los bancos extranjeros se colocan en el 36%.

Aumentar las reservas

Fuentes financieras privadas han señalado al respecto que este bajo porcentaje de la banca extranjera puede tener una explicación en la rapidez con la que han crecido los morosos para estas instituciones.Los bancos extranjeros se han instalado hace relativamente poco en España, y ha sido a lo largo de 1982 cuando han empezado a tener fallidos; antes no había habido tiempo material para que determinadas operaciones pudieran considerarse como tales. Las provisiones que estos bancos hagan en el ejercicio actual tenderán a incrementar sustancialmente este porcentaje, hasta acercarlo más a la propia realidad.

Los bancos industriales atraviesan por tales dificultades que no podrán incrementar mucho sus dotaciones, so pena de atreverse a reducir drásticamente sus niveles de beneficios contables y de dividendos distribuibles.

Algo parecido puede sucederle a algun banco comercial, aunque las recomendaciones del Banco de España para el ejercicio pasado hicieron que se moderaran mucho las tendencias a repartos de dividendos para incrementar las reservas.

En algunos círculos financieros privados se considera que en el ejercicio actual se podría llegar bien a una reducción fuerte de los beneficios a repartir incrementando las dotaciones para morosos en mayor medida de lo que se ha venido haciendo hasta ahora, bien a dedicar una parte de las reservas actualmente existentes a matar morosos y fallidos, lo que llevarla a una reducción de valor de las acciones según los libros, que tendería a igualarse con el valor de mercado.

En cualquier caso, parece que, aunque es posible que se haya pasado la peor parte de la crisis bancaria, como afirmó el ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, en su comparecencia en el Congreso de los Diputados, los próximos ejercicios tendrán que registrar recortes sustanciales en los dividendos que se distribuirán a los accionistas o en el nivel de reservas voluntarias existentes para eliminar buena parte de los morosos y fallidos que existen.

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