El obispo Ríos tuvo que abandonar el país por amenazas

Guatemala es, en el ámbito religioso, posiblemente el espacio más conflictivo de Centroamérica. La Iglesia católica vive en su seno los mismos dramas provocados en otros países por la polarización política, pero además debe afrontar el auge espectacular de las confesiones protestantes. En este marzo, el reciente fusilamiento de seis jóvenes cuando el Papa se encontraba ya en Costa-Rica, y a pesar de la mediación vaticana, se interpretó como una provocación.El hecho de que el obispo de Escuintla, Enrique Ríos Montt, hermano del presidente, decidiera el año pasado abandonar el país ante repetidas amenazas de muerte, es quizá sólo el ejemplo más destacado de una Iglesia perseguida implacablemente por los sectores de ultraderecha aliados con el poder.

Sacerdotes, religiosas y catequistas figuran entre las víctimas de una represión que hace dos años obligó al obispo de Quiché a clausurar su diócesis, en tanto que algunos de sus sacerdotes abandonaban el país, siguiendo el ejemplo de su prelado, y otros optaban por la clandestinidad. El obispo regresó silenciosamente en enero.

Los obispos guatemaltecos sienten que su jerarquía no es ningún salvoconducto ante los grupos paramilitares. El obispo de Quiché ya se salvó de un atentado contra su vida. De ahí que en sus declaraciones ante los periodistas pida a menudo que se silencie su nombre. En Guatemala, ser de centro, supone ser un enemigo del régimen.

Quejas de los católicos

Los católicos se quejan de que los protestantes están alentando en algunas zonas la represión contra los católicos, a los que acusan de ser aliados del marxismo. Su proselitismo se ha visto favorecido en algunos lugares por el abandono de los sacerdotes.En el Quiché, los pastores han sustituido a los curas católicos. Suácción se ve favorecida por el apoyo político de uno de sus más fervorosos seguidores, el presidente Efraín Ríos Montt.

Sobre una población de siete millones, la Iglesia evangélica cuenta con cerca de 1.500.000 (más del 20%). El año pasado celebraron el centenario de su llegada a Guatemala con una concentración de 175.000 personas.

Los católicos más tradicionalistas se quejan de que los evangélicos están promoviendo una guerra ideológica con los católicos, acusación que niegan sus pastores. La llegada del Papa ha sido celebrada en Quetzaltenango con pintadas que lo tachan de anticristo y la bestia. No es difícil encontrar libros en los que política y religión se mezclan para atacar a los católicos.

En Guatemala existen más de doscientas confesiones protestantes, de las que 65 están vinculadas a Estados Unidos, de contenido fuertemente conservador. Tienen 6.488 templos, 91 colegios, una universidad, cinco seminarios, cinco emisoras de radio, diecinueve publicaciones, sesenta librerías y varios programas de televisión.

Para contrarrestar el progreso de los protestantes, que se hace a costa de los católicos, la jerarquía ha instrumentado programas de difusión bíblica para rearmar a los católicos en su fe.