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La progresión española internacional, bajo la responsabilidad de nueve atletas

Sobre únicamente nueve atletas va a recaer este fin de semana la responsabilidad de demostrar en Budapest que el atletismo español sigue una línea ascendente. De sus resultados también dependerá, indirectamente, esconder los malos comienzos de una temporada. En los Campeonatos Europeos de Pista Cubierta del año pasado España estuvo presente en todas las pruebas masculinas, menos en peso, y en éste sólo habrá representantes en la mitad del programa. Mala forma, lesiones, prioridad al cross y criterio parco a la hora de realizar la selección. determinan un paso atrás en cuanto a la capacidad del atletismo español de presentar atletas en unos campeonatos europeos.

La andadura española a través de los Campeonatos Europeos de Pista Cubierta refleja, casi fielmente, la evolución del atletismo nacional. Tras unos comienzos en los que Blanquer, Alvarez Salgado, Esteban, Morera y Borraz -medallas en los albores de los campeonatos- demostraron a finales de los años sesenta que había un atletismo capaz de lucir en el extranjero -les acompañaban Garriga, Areta, Sola, Carballo, García López, Haro, etc-, vino una etapa negra. Desaparecieron estos atletas y España pasó a ser comparsa en los europeos.Antonio Páez, al que ahora la Federación le retiene la beca -su pecado ha sido protestar, porque no hay quien le cure la lesión que arrastra-, fue el alumno aventajado de la nueva generación de atletas que han logrado elevar el atletismo español a cotas insospechadas. En 1979 ganó la medalla de oro de los 800 metros; y por las puertas del éxito luego fueron pasando Moracho, Corgos, José Luiz González, Abascal, Benjamín González y Trabado, algunos de ellos por partida doble.

Las lesiones de Arques, Páez, Cabrejas y Domingo Ramón, la retirada de Carbonell, el accidente de Benjamín González, la mala forma de Pacheco, Cerrada, Sánchez Vargas, Cid, Oriol y Del Moral y la preferencia al eross de José Luis González y Prieto, más la escasez de nuevo valores, han reducido el equipo español a los europeos de pista cubierta este año al mínimo. Además, en categoría femenina las únicas representantes de cierta validez en años anteriores están en baja forma y las que siguen una progresión que les ha situado al borde de la mínima -Maite Zúñiga e Isabe Mozún- no han sido seleccionadas.

Ante tal panorama, nueve atletas se repartirán las responsabilidades del éxito o el fracaso. Unicamente las subidas al podio -en la última edición fueron cinco- podrían compensar este, quizá intrascendental, parón en el progreso del atletismo. Porque de dieciséis participantes el año pasado se ha pasado a nueve. Para repetir los ocho finalistas prácticamente todos tendrían que estar inconmensurables y para regresar con cinco mecialias ninguna figura podría fallar.

El mayor y el menor, los novatos

De los nueve atletas seleccionados para los Europeos de Pista Cubierta, habrá dos que competirán por vez primera en una competición de este nivel, precisamente el más joven del equipo, Alberto Ruiz, y el de más edad Jaime López Egea. Las posibilidades de ambos son las más reducidas del grupo, aunque la combatividad de los dos les proporciona tener a su favor el factor sorpresa. Heras, Trabado, Vera, Abascal, Moracho, Sala y Corgos completarán la representación española en Budapest.Sobre José Manuel Abascal, especialista en 1.500, se centran las máximas esperanzas de éxito. El año pasado fue subcampeón, detrás de José Luis González, y su estado de forma es muy superior al de hace un año, porque ya no tiene complejo en la pista cuando se mide a rivales de gran renombre. Llega de hacer una excelente gira por Estados Unidos, fue medalla de bronce en los Europeos absolutos de Atenas y realizó la cuarta mejor marca mundial del año en 1982. Sus enormes posibilidades llevan camino de convertirle en uno de los mejores atletas españoles de todos los tiempos.

Compañero de Abascal en 1.500 será Jaime López Egea, que con veintisiete años es el veterano del grupo. Tras compaginar el 800 con el 1.500 unos años sin llegar nunca a destacar se pasó a esta última distancia. La extraordinaria combatividad demostrada este año en la pista cubierta le ha llevado a ser seleccionado aún sin haber acreditado grandes marcas.

En la prueba de 800 estará Colomán Trabado, otro de los que parten como, favorito. Hace un año fue tercero -se dejó ganar el segundo puesto al ver que le superaba Páez- y en éste no tendrá que soportar la presión de tener que demostrar que es el número uno en España. En esta prueba habrá otro español, Andrés Vera, joven atleta de inmensas posibilidades. Antes de su paso al 1.500 tiene aún mucho que demostrar en el 800.

En longitud estará Antonio Corgos, un superdotado cuyas condiciones le han posibilitado asomarse a la élite mundial. Fue subcampeón europeo de pista cubierta en dos ocasiones. Es capaz de lo mejor y también de los peor -el año pasado no pasó a la final-. En esta ocasión sus posibilidades se verán aumentadas al competir a mediodía, pues este atleta no acostumbra a competir bien a primera hora.

Las posibilidades de Moracho y Sala, especialistas de 60 metros vallas, son ya menores. El primero no se recuperó técnicamente de su estancia en Estados Unidos y todavía está lejos de cuando demostró ser un indiscutible en Europa. Carlos Sala tiene a su favor que ya ha sido capaz de vencer a Moracho.

En 400 estará Angel Heras, un velocista que recuperó el atletismo para pruebas más largas. No parte como rival para la élite europea, pero Heras ha conseguido este,temporada mejores marcas que Benjamín González, que el año pasado tampoco estaba entre los favoritos y fue tercero.

La lista de participantes españoles la cierra Alberto Ruiz, veintiún años, y que ya es el sucesor de Roger Oriol en la pértiga, ante la prolongada baja forma de éste. Ruiz participará sin posibilidades de triunfo, pero se le ha querido dar una muestra de confianza porque se estima que es atleta de 5,50 metros en breve.

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