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La venta del Banco de Gerona a la Unió de Botiguers, prácticamente descartada

Xavier Vidal-Folch

Las negociaciones para la venta del Banco de Gerona a un grupo de industriales y comerciantes catalanes agrupados en torno a la Unió de Botiguers y a la patronal Unió de la Petita i Mitjana Empresa de Catalunya (UPIMEC) están en punto muerto. Si bien la autoridad monetaria tiene aún en estudio esta operación y no le ha dado el carpetazo oficial, oficiosamente se sabe ya que su opinión es desfavorable y que el Banco de Gerona tiene otros postores. Para hoy está convocada la junta de accionistas ordinaria y extraordinaria del Gerona, que se prevé tensa.

La tensión se debe a que, a lo largo de 1981 y en enero de 1982, Banca Catalana, que ostentaba entonces la casi totalidad del capital, vendió el 31,8% del Gerona a 1.800 comerciantes agrupados en torno a la Unió de Botiguers. El precio de la venta se fijó en 1.750 pesetas por acción, el 350% del nominal. Muchos comerciantes compraron sus títulos a crédito, que en algunos casos están aún amortizando. En las negociaciones para la compra del paquete restante se ha partido de la base de una valoración de las acciones a la par.Esta depreciación del valor de las acciones sería fácilmente digerible, por los adquirentes en el caso de que el Gerona pudiera convertirse definitivamente en el proyectado Banc dels Botiguers, pero menos si la mencionada operación no se cierra.

Dos criterios para la venta

Los actuales responsables de Banca Catalana, que a su vez son directivos del Fondo de Garantía de Depósitos en instituciones bancarias, habían planteado la operación de venta sobre dos criterios básicos: un precio adecuado y una gestión profesionalizada.

Este último es el aspecto que impide en mayor medida la culminación de la operación citada.

Otras condiciones, como la fragmentación del accionariado, de forma que nadie ostentase paquetes superiores al 4%, y la puesta en práctica de una ampliación de capital de una acción nueva por cada antigua, con desembolso íntegro, para, situar al banco con los suficientes recursos propios en el inicio de su nueva etapa, estaban ya pactadas y no ofrecían mayor problema.

Gestión profesional

El recelo de la autoridad sobre la capacidad del grupo comprador para establecer una gestión profesionalizada, y la aparición en escena de algunas instituciones financieras interesadas en la adquisición del Banco de Gerona, constituyen los dos factores clave para que, casi con plena seguridad, la venta a los citados comerciantes no acabe materializándose.

Así las cosas, la junta extraordinaria prevista para mañana en el Teatro Municipal de Gerona no reunirá el quorum necesario, ya que seguramente la representación de Banca Catalana no estará presente. Sí se podrá celebrar, en cambio, la junta ordinaria, para examinar el balance y la cuenta de resultados del ejercicio de 1982, que arroja ligeras pérdidas.

El Gerona es una entidad pequeña (sus depósitos se sitúan en tomo a los quinientos millones de pesetas), que se ha visto envuelta en la crisis del grupo Catalana, si bien su situación no era tan problemática como la de otras fichas del mismo.

La Unió de Botiguers, que llevaba varios años trabajando en la perspectiva de contar con una entidad bancaria propia al servicio del pequeño comerciante, afrontará, de no llegar a buen fin la citada compra, un déficit superior a los treinta millones de pesetas.

Esta cantidad corresponde a las deudas contraídas en la gestión y preparación del mencionado proyecto. La organización patronal UPIMEC, que había pactado en un principio su participación en la operación, se ha retirado oficialmente misma.

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