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El Madrid ganó, en medio del escándalo, al Maccabi

Luis Gómez

El Real Madrid puso de nuevo a sus aficionados al borde del infarto. Con más fortuna de la que se supone consiguió desembarazarse del Maccabi y dejar por sentenciada la temporada europea en el Pabellón. Sólo resta en Madrid el encuentro frente al Cibona, con todo posiblemente ya solucionado. El Maccabi fue por delante en el marcador mientras sus mejores titulares aguantaron en la cancha sin jugar con la lengua fuera. Los años no les perdonaron, pero dieron mayor sensación de entidad. El Real Madrid comienza, pues, su trascendental aventura italiana, tras un encuentro que vivió un escándalo insólito al saltar a las gradas el jugador Williams para agredir al público.La primera parte concluyó con tres puntos de ventaja a favor de los israelíes, pero fue claro síntoma de que el Real Madrid sólo lograría sacar adelante el partido con mucho esfuerzo y con algo de fortuna, que llegó de la mano de una ayuda arbitral en un momento importante. Tácticamente, el conjunto madridista no pudo con su rival y comenzó a perder los papeles cuando se encontraba en mejor situación. Porque de los primeros minutos, de gran nerviosismo y continuos fallos por ambas partes, se pasó a un ligero despeje local que dejó el marcador en un 15-8, máxima ventaja adquirida por los madridistas a lo largo del encuentro. Todo parecía quedar encauzado, aunque ya el público se percataba de que Romay no se comía una rosca, por así decirlo, con Williams, protagonista, por muchos motivos, del encuentro. En los rebotes ganaba el Maccabi estaba claro.

Sin embargo, Aroesti reaccionó, recobró el mando, lanzó a Berkovitz y el Maccabi cosechó nueve tantos seguidos sin que el marcador del Real Madrid funcionase. A partir de entonces, la ventaja fue israelí, hasta ocho puntos de diferencia (21-29), a ocho minutos del descanso. El Madrid no funcionaba en ata que, se empeñaba en jugar con un Fernando Martín a quien Williams no dejaba ni moverse, y sin tener que gastar ni una sola personal. Lolo Sáinz tomó, entonces, la decisión de sacar a Rullán, decisión que le salió redonda. López Iturriaga salió por Delibasic y Llorente por Corbalán Todo dispuesto para sufrir en la segunda parte.

Los siguientes diez minutos tuvieron la misma historia. La defensa israelí funcionaba, Williams era dueño de todos los re botes y el ataque madridista se reducía a las acciones individua les de Rullán y Dalipagic, porque los demás no quisieron saber nada con la canasta. El Maccabi dominaba el marcador aunque con escasa diferencia, pero conforme pasaba el tiempo se fue advirtiendo un notorio cansancio en Silver y Perry, que influyó en el equipo. Por entonces se mascaba la tragedia, porque Romay, Rullán, Fernando Martín y Llorente tenían cuatro personales.

Pero todo fue que los israelíes se cansaron y no pudieron mantener el ritmo. El Madrid fue incapaz de escaparse y los espectadores sufrieron lo indecible hasta que, a 2.13 del final, los colegiados ayudaron al conjunto local a asentarse con tres tantos de ventaja en el marcador. Tras el escándalo, Corbalán colaboró en la tranquilización del equipo, se obtuvo un 95-90 a un minuto y se ganó el partido, que es lo que se buscaba.

El Real Madrid conserva sus aspiraciones y emprende la semana próxima su aventura italiana, con encuentros en Cantú y Milán, en la que está obligado a ganar un encuentro. La final de la Copa de Europa, tras los resultados de esta semana (Ford Cantú, 106; Cibona, 74 y TSSKA, 79, Billy, 78) se decidirá en Italia.

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