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La Caja de Barcelona creció en un 22,16%, pero disminuyó sus beneficios en 1982

Xavier Vidal-Folch

Un crecimiento superior al de la media de cajas españolas y unos beneficios netos algo inferiores a los registrados el año pasado son las dos características principales del ejercicio 1982 de la Caja de Barcelona, segunda entidad del ahorro catalán y tercera del ranking español.

El incremento de los recursos ajenos, que sobrepasaron por vez primera la barrera de los 300.000 millones de pesetas, fue uno de los más importantes del sistema financiero español. La Caja de Barcelona creció en un 22,16%, mientras que el total de cajas confederadas lo hizo en una media del 21,60% y la banca, en un 18,55%. Este crecimiento conllevó paralelamente un aumento del coste del pasivo, que pasó de una media del 6,48% en 1981 a otra del 7% en 1982. El incremento del coste de los depósitos se debió en gran parte a la gran actividad de la entidad en el mercado de las cédulas hipotecarias, según puso de relieve ayer su director general, Andreu Buades, en una reunión informativa.La relativa agresividad en la carrera por el pasivo fue complementada con una importante expansión del número de oficinas, que pasó de 323 a 404 (81 oficinas nuevas), y la implantación de cajeros automáticos, que de 99 pasaron a 157. La apertura de este gran número de oficinas se debió, según indicó Buades, a la necesidad de compensar el retraso comparativo que arrastraba la entidad en los últimos años.

Sin aumento de plantilla

Esta expansión, cifrada en el 25% de instalaciones abiertas al público, se ha realizado, no obstante, sin aumentar la plantilla. Esta ha pasado de 2.803 a 2.806 personas (contando fijos y eventuales). La simple desconcentración de los servicios generales ha permitido atender el servicio de las nuevas oficinas, continuando el programa diseñado hace dos años.

El del portante esfuerzo expansivo realizado este año -"un año duro, como seguramente será 1983, pero en el que hemos preferido concentrar muchas de las tareas pendientes, para aligerar futuros ejercicios", en palabras de Buades-, ha repercutido en parte en la obtención de unos resultados menos brillantes que los del ejercicio anterior. Así, el resultado neto antes de impuestos de Caja de Barcelona se ha cifrado en 1.408 millones de pesetas, algo más de trescientos millones inferior al de 1981.

Esta diferencia no es atribuible a la expansión realizada, según los directivos de la entidad. De hecho, comparando las cuentas de resultados de 1981 y de 1982, los beneficios hubieran pasado de 1.745 millones (en 198 1) a 2.412 millones (en 1982). Pero diversas circunstancias han confluido para obtener un beneficio inferior en 1.004 millones a los 2.412 reseñados.

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