Olof Palme busca un entendimiento con la oposición sueca

El primer ministro sueco, Olof Palme, invitó a los partidos de oposición, centrista y liberal, que encabezan Tobor Faelldin y Olla UlIsten, respectivamente, a iniciar conversaciones con la finalidad de encontrar puntos comunes sobre los cuales llevar adelante una política conjunta.

El ofrecimiento, formulado hace unos días en el curso de un gran debate parlamentario, fue seguido posteriormente por el anuncio de la reiniciación de la antigua práctica socialdemócrata de reunir una vez por semana a los líderes de todos los partidos de oposición para informarles y dialogar sobre los temas más importantes de gobierno.

Algunos observadores políticos han visto en el ofrecimiento de Palme una simple maniobra destinada a aislar a los dos partidos centristas del partido conservador, el más enconado adversario de la política socialdemócrata.

Sin desestimar la dosis de "juego político" que puede estar subyacente en la invitación de Palme, resulta demasiado esquemático reducirlo a esos términos. Además de la convicción antes mencionada, Palme, con su política de "mano tendida", se muestra consecuente con lo expresado en su discurso al asumir el Gobierno. Pero hay además otras poderosas razones para ello. Un balance de "los primeros cien días" de gobierno socialdemócrata no parece confirmar que las medidas económicas adoptadas hayan producido o vayan a producir a corto plazo los resultados esperados. El número de parados ha seguido creciendo, la deuda externa también, la minería y los astilleros afrontan dificultades insuperables y el Estado debe contribuir con cuantiosas sumas para apuntalarlas.