La improvisada selección de películas

No es inusual que los invitados de La clave consideren que la película que acaban de ver tiene poca relación con el tema que les ocupa. A veces, incluso, el filme propone cuestiones que derivarían hacia coloquios opuestos. Los invitados se reprimen y tratan de olvidarla.Sin embargo, resulta difícil creer que hora y media de proyección no afecte de alguna manera a lo que en la charla se diga. El comunista cazurro que gobierna el ayuntamiento del pueblo de Don Camilo es, obviamente, la imagen concreta de un tipo único, pero que, por extensión, puede relacionarse con todos los alcaldes de los ayuntamientos de izquierda que en España hay. Más aún si para el coloquio no se invita a una representación suficiente de éstos.

Las dificultades de La clave para elegir una u otra película han sido divulgadas con frecuencia por sus responsables. No hay tiempo, dicen, para elegir el título adecuado: son lentas las normas de contratación y lento también el procedimiento de doblaje. Por otra parte, no todas las películas están disponibles: las productoras las explotan comercialmente, de forma que frecuentemente aplazan su exhibición por la pequeña pantalla.

Lo que no hemos entendido con claridad es la razón por la que La clave elige la película sólo pocos días antes de la emisión del programa. Puede haber dudas o problemas don la presencia de los invitados, pero a la elección de cada tema puede corresponder inmediatamente una película concreta, y tiempo sobrado debe haber entre esa fecha y la realización del programa. ¿Por qué tanta oscuridad? ¿A qué viene esa improvisación?

Don Camilo, ya comentada en estas páginas con motivo de su primer anuncio, antes de que José Luis BaIbín sufriera la taquicardia, es una película que puede tener algún interés cinematográfico por la presencia de sus actores principales, Fernandel y Gino Cervi, pero escasa repercusión positiva en la seriedad del debate.

Para un tema de la resonancia del de hoy, La clave podía haber filmado un documental que abriera el coloquio sobre las bases exactas del tema. El propio Balbín, en su calidad de director de los servicios informativos, hubiera tenido especiales facilidades para organizarlo. Es un viejo proyecto suyo que nunca ha llegado a realizar.

Si hoy es ya inevitable que Don Camilo, la película que Julien Duvivier dirigió en 1951, inicie tan esperado encuentro, podría replantearse La clave para futuras ocasiones aquel sueño del cine propio.