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100 millones de pérdidas en el atentado a la central telefónica de Azkorri

A más de cien millones de pesetas se elevan los daños causados por el atentado que destruyó a última hora del martes la central telefónica de Azkorri, en el municipio vizcaíno de Guecho, en la que tiene su terminal el cable submarino que comunica con el Reino Unido. Pese a la importancia de los daños, las comunicaciones con dicho país no quedaron totalmente interrumpidas, ya que fueron desviadas por otros canales.

El presidente de la Telefónica, Luis Solana, manifestó a este diario que todavía no se sabe con precisión cuando quedará restablecido el servicio, ya que es difícil disponer rápidamente de repuestos para sustituir el material destruido. Preguntado por los sistemas de protección a las instalaciones de la Telefónica, Solana dijo que desde el atentado a la central madrileña de Ríos Rosas y el asesinato de dos hombres de la compañía en el País Vasco existe en la empresa una gran preocupación por la seguridad. Agregó que el Ministerio del Interior está preparando un plan de seguridad para personal directivo e instalaciones.El atentado fue perpetrado por dos individuos enmascarados, armados con pistolas, que colocaron sendas cargas de unos quince kilos de Goma Dos, informa Patxo Unzueta. La central de Azkorri, situada a orillas del Cantábrico, centraliza gran parte de las conexiones telefónicas y de télex entre España y Gran Bretaña. De ella parte el cable coaxial submarino "españa uk-2" de 2.700 canales que llega hasta Hoonhilly, en el sur de Inglatera. La instalación de dicho cable fue financiada al 50%, por las Administraciones británica y española. Las comunicaciones no llegaron a interrumpirse gracias a los circuitos paralelos que parten de otras centrales del Cantábrico. La estructura exterior del edificio, que corista de dos plantas, con una pantalla exterior, no sufrió daños de consideración, pero las instalaciones electrónicas interiores quedaron casi totalmente inutilizables.

Los agresores, dos jóvenes que cubrían sus rostros con pasamontañas de lana de color azul, redujeron al técnico de mantenimiento de la central, al que, tras amordazarle, dejaron atado a un árbol de un pequeño pinar cercano. Con gran precisión, los dos miembros del comando terrorista que penetraron en el edificio colocaron los treinta kilos de explosivos en lugares estratégicos de la primera y segunda planta del edificio. Los agresores huyeron en una furgoneta de la compañía, encontrada posteriormente en el casco urbano de la localidad de Algorta.

Técnicos británicos son esperados en las próximas horas para realizar, junto con sus colegas españoles, una evaluación más precisa de los daños, que superarán de todas formas, según las primeras impresiones, los cien millones de pesetas.

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