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Solicitada la puesta en libertad del británico Robert Chatwin, el joyero encarcelado en Denia

El ahogado del joyero británico Robert Chatwin, implicado en una supuesta estafa de alhajas estimada en 600 millones de pesetas, ha recurrido contra la decisión del juez del Juzgado de Primera Instancia de Denia (Alicante), que dictaminó su prisión sin fianza en el depósito municipal de aquella localidad en tanto se resuelven los distintos puntos oscuros de la actuación del joyero en su ciudad de origen. El abogado reclama la reforma de la resolución del juez y la puesta en libertad de su cliente por estimar que no hay pruebas de presunto delito en España.Su ingreso en prisión provisional fue dictaminada el pasado 20 de enero por el juez, a raíz de una supuesta estafa a una empresa valenciana de importación y exportación de alhajas y joyas que llevó a cabo con Chatwin una operación de venta. Esta empresa ha presentado una denuncia por efecto impagado, que corresponde a una parte de la venta efectuada a la firma Chatwin. Por otro lado, también se le imputa al joyero británico la entrada ¡legal en España de las joyas reclamadas por diversas firmas de aquel país que manifiestan haber sido estafadas, ya que a Chatwin se le daba por desaparecido en el Reino Unido.

Su abogado sostiene la inocencia de su cliente porque, en el caso de ser culpable, el delito se habría producido en su país y las diligencias corresponderían a la jurisdicción británica. Por otra parte, argumenta que la posible estafa a una empresa valenciana no fue exactamente así, ya que entre Chatwin y ésta se interpone otra firma con la que cerró la operación y que sería, en última instancia, la parte capacitada para efectuar la reclamación.

El abogado niega que exista relación comercial entre la firma que presentó denuncia, no querella, y afirma que la venta de sus alhajas se cerró en uno de los comercios que posee Chatwin en el Reino Unido. Esta es la razón por la que el abogado estima que las diligencias son competencia de la justicia británica. La reclamación debía formularla la agencia comercial Valencia Fine Jewelley, quien por medio de sus agentes concertó la operación con Chatwin. Además, el recurso mantiene que no hubo contrato de compraventa, por lo que el comprador podía disponer libremente de las alhajas de la empresa valenciana.

En relación a la huida de Chatwin a España desde su ciudad, Birmingham, con joyas valoradas en 600 millones de pesetas, para no hacer frente a los acreedores, es también desmentida por su abogado defensor, quien asegura que su cliente sólo llevaba consigo en el momento de la detención en un hotel de Valencia, el pasado día 15, un saco con joyas de su propiedad personal. El abogado afirma, por otro lado, que todavía no ha vencido el plazo de abono a la empresa valenciana, pues la compra de joyas efectuada hace dos meses a través de un intermediario tiene como fecha límite de vencimiento las primeras fechas de febrero de 1983.

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