Un delincuente habitual se confiesa autor del doble asesinato de Zamora
Manuel Martínez Quintas, de 32 años, natural de Valdecarros (Salamanca) y residente en Zamora, en la calle de Madridaños, 15; soltero, delincuente habitual, autor de numerosos delitos contra la propiedad y las personas, se ha confesado autor de la muerte de los dos jóvenes estudiantes zamoranos Aurora Barbero Luelmo, de diecinueve años, y José Manuel Tamame Domínguez, de dieciocho.Ambos habían salido el viernes de sus respectivos domicilios y se habían dirigido a la isla existente en el río Duero, y que se denomina Las Payas, con el fin de contemplar la aparición de patos en la zona. Con anterioridad también habían acudido al lugar, dada su gran afición a las aves.
El viernes Por la tarde fueron sorprendidos por Martínez Quintas, quien les amenazó con una escopeta, obteniendo 1.100 pesetas y una cadena de plata que llevaba la joven con la identificación de su grupo sanguíneo. Más tarde maniató a los dos jóvenes y los amordazó. Aurora, por dos veces, trató de desatar sus manos y comenzó a gritar, por lo que el agresor la lanzó al río, hundiendo su cuerpo con un palo hasta que la joven falleció por asfixia por inmersión. José Manuel fue estrangulado con una bufanda, y su cadáver, enterrado a unos quince centímetros de profundidad.
El sábado Por la mañana, unos piragüistas descubrían el cuerpo de la joven y la Policía encontraba después el de José Manuel. Tras cincuenta horas de trabajo ininterrumpido era detenido Manuel Martínez Quintas, quien se ha declarado autor de los hechos en presencia de su propio letrado defensor, al que recibió diciendo: "Abogado, vas a defender a un asesino"; todo ello, según la versión policial, explicada en conferencia de Prensa.
Manifestación silenciosa
Martínez Quintas había estado en prisión en repetidas ocasiones y tenía que presentarse periódicamente ante la autoridad judicial, aunque en la última ocasión no lo hizo.El suceso ha conmocionado a la ciudad, donde los dos jóvenes gozaban de una excelente reputación. Sus compañeros de estudios, de profesorado de Educación General Básica y del Instituto de Bachillerato Claudio Moyano, protagonizaron ayer una manifestación silenciosa, que recorrió las principales calles de la ciudad, para concluir en la iglesia de San Vicente Martín, templo en el que se celebraron oficios por su eterno descanso.
Manuel Martínez Quintas había protagonizado hace algunos meses, en las inmediaciones del lugar del suceso, otro atraco con intimidación, y en el momento de su detención se le ocupó una escopeta y la medalla de plata de la joven víctima.
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