Una obra entre lo grotesco y lo surrealista
El dramaturgo español Fernando Arrabal nació en Melilla en 1932, hijo de un militar de ideas republicanas que fue encarcelado en 1936 y murió enfermo seis años más tarde. Su infancia y juventud fueron las propias entonces de una familia roja, y cuando empezó a escribir comenzaron a aparecer imágenes de la guerra, de la muerte y de la enfermedad. Tras enfrentamientos familiares, decide en los años cincuenta marcharse a París, donde participa en el movimiento pánico junto con Topor y Jodorowski y se presentan sus obras -la mayoría de ellas publicadas en francés- con marcada regularidad.Esporádicamente, Arrabal regresa a España, donde, durante el régimen franquista, su teatro tiene dificultades de todo tipo para ser representado. En una de estas visitas, en 1967 firma una dedicatoria de un libro suyo a una joven, cuyo padre denuncia a Arrabal, quien es detenido durante casi tres semanas antes de exiliarse en Francia. En 1970 Arrabal envía su Carta al general Franco, que empieza así: "Excelencia: os escribo esta carta con amor. Sin el más mínimo odio ni rencor. Tengo que decirle que es usted el hombre que más daño me ha causado". En 1977 manda otra carta, más afectuosa, al rey don Juan Carlos, publicada en este periódico, en la que pregunta al Monarca: "¿Cuándo podré escribir lo que deseo en mi propia lengua y en mi propio país?".
Arrabal tiene más de treinta obras publicadas, principalmente teatro -con títulos como Cementerio de automóviles, Oye patria mi aflicción, El arquitecto y el emperador de Asiria, y El cielo y la mierda-, que ha sido ampliamente representado en España en los últimos años. También ha hecho cine: Viva la muerte, J'irai comme un cheval fou y El árbol de Guernica. En toda su obra hay rasgos de lo grotesco, lo obsesivo y lo surrealista. Arrabal se ha calificado a sí mismo como anarquista, y no ha cesado de atacar a comunistas, capitalistas y la sociedad en general, lo cual ha provocado no pocas polémicas políticas y literarias en España. En los últimos años, Arrabal ha redescubierto el cristianismo, se ha declarado seguidor de Jesucristo y se ha mostrado contrario al divorcio y al aborto.
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