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Guinea Ecuatorial va a integrarse en el África francófona

Guinea Ecuatorial parece destinada a encuadrarse! cada vez más en el Africa francófona que la rodea, a juzgar por los resultados de la reunión de la Unión Aduanera y Económica de Africa Central (UDEAF), que finalizó el sábado en la capital de Camerún, según informa la agencia France Presse desde la capital ecuatoguineana. La UDEAF, integrada por cuatro países francófonos, aprobó el principio de la adhesión de Guinea Ecuatorial a la asociación en presencia del presidente Obiang Nguema, que asistió a la reunión.

La no convertibilidad del ecuele, la moneda de Guinea Ecuatorial, aislada en medio de una región francófona en la que se efectúan florecientes intercambios comerciales entre Estados, tiene consecuencias desastrosas sobre el desarrollo de la ex colonia española, señalan los observadores en Malabo.La reactivación de la economía ecuatoguineana, opinan, resultará imposible de llevar a cabo sin la convertibilidad del ecuele y sin la inclusión de la moneda ecuatoguineana en la zona del franco. Estos dos objetivos han sido fijados ya en 1979 por el presidente ecuatoguineano, coronel Teodoro Obiang Nguema, sucesor del dictador Macías Nguema, que, tras gobernar el país durante once años, lo colocó al borde de la bancarrota.

El presidente Obiang Nguema discutió de las cuestiones monetarias con sus homólogos africanos el viernes y el sábado en Yaundé (Camerún) en el marco de la reunión de la UDEAC. Obiang Nguema había sido invitado a la cumbre como observador.

La no convertibilidad del ecuele constituía, ante todo, una incitación para especular con la moneda ecuatoguineana, cuya cotización oficial la equipara con la peseta española pero que en el mercado negro se puede adquirir por un precio cinco veces inferior.

En su cotización de estraperlo el ecuele padece una inflación del 60% al año, mientras los sueldos del sector público permanecen bloqueados desde hace dos años. El precio de casi todos los productos de consumo corriente experimenta aumentos paralelos a la inflación. Los funcionarios ecuatoguineanos pierden diariamente poder adquisitivo.

Los observadores señalan numerosas situaciones aberrantes. Un pescado de cinco kilogramos, por ejemplo, cuesta actualmente en el mercado de Malabo 8.000 ecueles, es decir el salario mínimo mensual de un jornalero agrícola. Los sueldos más elevados no superan los 50.000 ecueles, es decir, unos 65 dólares mensuales, según la cotización en el mercado negro. Numerosos ecuatoguineanos se preguntan si merece la pena trabajar por un dinero que no permite ni siquiera adquirir el mínimo necesario.

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La no convertibilidad de la moneda tiene además otra grave consecuencia al favorecer la contrabanda de productos tradicionales de Guinea Ecuatorial, lo que impide al Estado cobrar derechos de aduana. Por otra parte, desalienta las inversiones privadas, que se ven condenadas a gastar dinero en negocios no rentables cuando pueden sacar mayor partido en otros.

La mayor parte de la población ecuatoguineana -unos 360.000 habitantes- trata de subsistir por sus propios medios, pescando, por ejemplo, o depende totalmente de las organizaciones humanitarias.

Guinea Ecuatorial dispone, sin embargo, de bazas apreciables para recuperarse económicamente. Los países miembros de la UDEAC (Congo, Gabón, Carnerún y la República Centroafricana) aprobaron en Yaunde "el principio de adhesión" del Estado ecuatoguineano en ese organismo, lo que constituye un paso importante hacia su integración regional en el Africa francófona, la modificación de la paridad de su moneda y el fin de su aislamiento africano. Esta decisión puede originar también un distanciamiento con España.

Para reorganizar su economía, las autoridades de Malabo, que han optado por considerar prioritaria a la agricultura y a la silvicultura, cuentan. con la ayuda de numerosos países u organismos internacionales. España, Francia, China, el Fondo Europeo de Desarrollo y la Banca Europea de Desarrollo son los principales interlocutores de un país por el que Estados Unidos demuestra escaso interés en el mundo occidental. El Fondo Monetario Internacional está a punto de conceder una ayuda de sesenta millones de dólares (780 millones de pesetas) al Estado para que pueda reducir su déficit presupuestario.

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