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Martín Villa fracasó en su intento de obtener fondos para UCD

"Si nosotros hubiéramos presentado un líder nuestro, hubiéramos ganado el congreso extraordinario de UCD". Esta frase, pronunciada ayer por el gran perdedor del último congreso centrista, Rodolfo Martín Villa, plantea nuevos interrogantes sobre lo que ocurrió realmente entre los bastidores de la asamblea extraordinaria que los centristas celebraron el pasado fin de semana en Madrid. La pregunta obvia es, entonces, por qué no lo presentaron.

Según informaciones contrastadas por este periódico entre los dos sectores centristas que hasta hace dos días mantuvieron un encarnizado litigio, azules y democristianos, la victoria se decantó del lado de estos últimos porque Rodolfo Martín Villa había fracasado en unas gestiones realizadas con anterioridad al congreso con representantes de sectores financieros, a fin de obtener fondos.Esta financiación que pretendía conseguir Rodolfo Martín Villa no iba destinada directamente a devolver los varios miles de millones de pesetas que han quedado como deuda de la campaña electoral -la mayor parte de este dinero, en realidad, no se devuelve-, sino, sobre todo, obtener el dinero suficiente para mantener una opción política de cara al futuro.

Los interlocutores económicos del líder de los azules, según informaron fuentes solventes, le negaron el respaldo necesario para que él pudiera mantener en pie una UCD cuyo control no le hubiera sido difícil obtener en el congreso extraordinario, ya que contaba con la mayoría de los compromisarios. Pero fue precisamente la ausencia de financiación lo que les impidió presentar un líder "suyo", que podría haber sido Cisneros o Martín Villa. Según declaraciones de este último "de esa manera hubiéramos ganado el congreso de UCD".

En este contexto, se pueden comprender las palabras que se apresuró a añadir a continuación Rodolfo Martín Villa: "Nosotros no hemos luchado por conseguir el congrol de UCD". Así las cosas, los azules, sobre todo Cisneros -Martín Villa ya preveía la derrota días antes del congreso-, presentaron una última solución para no quedarse totalmente descolgados del control interno del partido: la de convertir UCD en una federación de partidos presidida por Areilza.

El primer día de congreso todo jugó en favor de estas tesis: ganaron las votaciones de las comisiones, se rechazó toda referencia -en las ponencias ideológica y estratégica- al humanismo cristiano y José María de Areilza aceptó presidir la federación. Sin embargo, la firme decisión de los democristianos de abandonar UCD para entablar negociaciones con el Partido Demócrata Popular, de Oscar Alzaga -con esta contundencia lo declaraban los principales dirigentes democristianos en la noche del pasado sábado-, obligó a los azules a iniciar la marcha atrás. Este sector centrista no podía quedarse solo con un partido al que económicamente no podían sostener.

"Landelino Lavilla se presentó como único líder y el segundo día del congreso alguien dejó caer que alguna Internacional europea iba a resolver los problemas económicos de UCD, si antes se homologaba con el Partido Popular Europeo, muy vinculado a la Internacional Democristiana", señaló un destacado dirigente del sector azul.

Ahora, con el absoluto control democristiano de UCD, se plantea una segunda cuestión directamente relacionada con la solución de los problemas económicos del partido: la unión de las fuerzas demócrata-cristianas españolas, es decir, la unión de la nueva UCD democristiana y el PDP de Alzaga. A este respecto, Alzaga reiteró ayer que él no iba a plantear problemas de liderazgo y que las conversaciones para dicha unión debían comenzar inmediatamente, pero que, en cualquier caso, su base de partida es innegociable.

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