_
_
_
_

Dos líderes Sindicales expulsados a Brasil esperan que la justicia chilena declare ilegal su deportación

"Volveremos. Y muy pronto". Con esta frase, pronunciada con un punto de rabia por Manuel Bustos, democristiano, presidente de la Coordinadora Nacional Sindical chilena, y Héctor Cuevas, presidente de la Federación de Trabajadores de la Construcción, respondían desde Río de Janeiro a su deportación de Chile decidida contra ellos por el Gobierno del general Augusto Pinochet el pasado viernes.

Los dos líderes de los trabajadores, según explicaron ayer en conversación telefónica con este diario, fueron detenidos en la noche del jueves pasado en Santiago de Chile, tras una concentración multitudinaria en demanda del cese de la política económica del Gobierno, contra el paro (entre el 25% y el 30% de la población activa) y contra la carestía de la vida. Policías de paisano cargaron súbita y brutalmente contra algunos de los reunidos e hirieron a varias personas.

Tras ser trasladados a la Dirección General de Investigaciones, "fuimos puestos en un avión, donde se nos entregó un pasaporte y un pasaje, y minutos después el aparato despegaba con rumbo a Río de Janeiro. El general Enrique Montero, ministro del Interior dijo que nuestra expulsión se adoptó en aras a pacificar el país", comentan con cierta sorna, para añadir luego con ira: "Nuestra expulsión es una medida totalmente arbitraria, injusta e irracional". También fue expulsado Carlos Podlech, presidente de la Unión Nacional de Productores de Trigo, una entidad de propietarios rurales.

Crecerá la lucha

"Lejos de acallar la lucha de los trabajadores, nuestra expulsión va a acrecentarla. Tendrían que expulsar al 90% de los chilenos para acallarla del todo, y esto, por fortuna., no es posible", añaden.Según Héctor Cuevas, de 45 años, "nosotros hemos venido actuando dentro del marco legal establecido por la propia dictadura. Manuel Bustos preside la Coordinadora Nacional Sindical, que está nutrida por entidades con existencia legal en Chile. Bien es verdad que la CNS ha jugado y juega un papel de defensa insobornable de los intereses de los trabajadores de Chile", por lo cual considera que ha atraído la inquina del Gobierno. "Tenemos plena confianza en la solidaridad de los trabajadores chilenos", afirma.

Para Manuel Bustos, de 39 años, su deportación "ha sido adoptada por un general que está enfermo de poder, que tiene mucho odio contra el pueblo chileno", en referencia apasionada al ministro-general Montero.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

"Los tribunales de justicia de Chile no pueden seguir avalando las arbitrariedades del Gobierno; tienen que asumir sus responsabilidades como poder autónomo y exigir el regreso a nuestro país. Tienen la obligación moral y política de hacerlo. Tenemos mucha fe y mucha esperanza en nuestro pueblo, pese a esta medida emocional e infantil de Pinochet. Volveremos. Y muy pronto. ¡Vaya si volveremos!", reafirman los líderes sindicales chilenos deportados.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_