Presunta denuncia de la CIA
Siempre sorprende en Europa que sea el propio cine norteamericano el que denuncie las corrupciones de su país. Ya en los años treinta, gracias al impulso liberal del presidente Roosevelt, el cine social de Hollywood descubrió al mundo, de la mano de Fritz Lang, Abraham Polonski, o William Dieterle, la realidad de una situación que estaba bien lejos de responder a los esquemas de la publicidad triunfalista imperante.Scorpio, realizada en 1972, fue entendida por algunos como una continuación de aquella postura crítica. En el fondo no lo era. A Scorpio le faltaba una cierta pureza que abandona los trucos del cine de acción y fuera más rigurosa en el tratamiento de la amistad y enemistad de los dos personajes centrales: el viejo agente que aún cree en sus antiguos ideales y el nuevo allegado, cuya frialdad le permite asesinar indistintamente en un lado u otro de la política internacional.
En este sentido, Scorpio recuerda las películas nostálgicas del oeste, donde los antiguos vaqueros se ven superados por la ingenua modernidad de principios de siglo. También aquí el agente que interpreta Burt Lancaster se ve superado por la impresionante frialdad del joven Alain Delón. Este ya es incapaz de conocer a sus enemigos. Son sólo un dato más, nada.
Los críticos que encontraron tramposa la presunta denuncia de Scorpio se apoyan ahora en la trayectoria posterior de su director, Michael Winner, especializado en películas de violencia, generalmente intepretadas por Charles Bronson: no es Winner un autor especialmente preocupado por defender o acatar principios teóricos. Lo suyo es la acción. Director inglés afincado en Hollywood desde los años setenta, es un hábil artesano que no decepciona a sus productores. El es uno de los que infiltraron en el cine de consumo las características de una estética violenta, que, al parecer, ya es inseparable del cine de aventuras.
Scorpio se emite hoy, sábado, a las 23.45 por la segunda cadena.
