La difícil salida del laberinto
La bolsa parece haberse metido en un laberinto y su capacidad para encontrar la salida parece más que dudosa. Los intentos hechos en este sentido carecen de la convicción suficiente para lograr tener un mínimo éxito. Así no es de extrañar que en la sesión de ayer en la bolsa madrileña el que un valor que en principio debía aguantar, como era el caso de Sevillana, no lo hiciese, pesó en el ánimo de todos más de lo que lógicamente se podría pensar.A pesar de que en la sesión anterior había al final algunas posiciones claras de dinero, comenzó a aparecer papel y esta fue la tónica de toda la sesión. El único sector que se salvó de la quema fue el bancario, que gracias a la disminución importante en el saldo que presentaba el Banesto, 56.000 títulos de saldo vendedor, aparecía para el selecto club de los siete con un saldo de 92.000 acciones, 510.000 menos que el día anterior. De todo el grupo, tan sólo el Central presentaba un saldo favorable y, gracias a esto, pudo apuntarse una mejora de tres enteros en su cambio. Bilbao y Santander, con unos saldos de 10.000 y 14.000 títulos, respectivamente, perdían dos enteros, y el resto repetía el cambio del día anterior.
En otro orden de cosas, se ha podido comprobar que el Banco de Santander presentará este mes una ampliación de capital en torno a los 5.000 millones de pesetas y cuyos cupones no cotizarán en bolsa por estar esta emisión destinada a cubrir los gastos de tesorería del canje de bonos del presente ejercicio.
El grupo de los valores eléctricos resultó particularmente afectado por las ventas, lo que en opinión de algunos operadores significa que aún no ha cesado la realización de plusvalías y que tal vez continuará en días sucesivos.
La actuación del resto de los sectores contribuyó a moderar el ambiente de desorientación que presentaba el marcado madrileño al final de la sesión, y que se tradujo en la pérdida de 29 centésimas en el indicador general.
El mercado catalán ofrecía un aspecto similar, aunque su índice apuntaba una ganancia de 11 centésimas, prácticamente nada, producto del ligero sostenimiento que mostraron bancos y eléctricas en ese mercado. La afluencia de órdenes de venta fue menor que en la bolsa madrileña, pero, en cualquier caso, las compras también fueron mínimas.
Los otros dos mercados tuvieron actuaciones parecidas, y así, Bilbao ganaba 27 centésimas y Valencia perdía 22.
Estas oscilaciones en los indicadores generales son una prueba de que las bolsas españolas en estos momentos no se ven influidas prácticam4,-nte por acontecimiento externo alguno, y, lo que ayer parecía cambio de rumbo, quizá no fuera más que un golpe de viento o un bandazo propio de cualquier nave que se encuentra a la deriva.
Todo está cogido con alfileres. Esta frase de un operador es quizá la más adecuada para definir la situación actual del mercado de renta variable. Y esta fragilidad se ve contrastada con la solidez que se aprecia en los otros mercados de activos "financieros, que presentan, al menos, un volumen de contratación estable, debido, sin duda ninguna, a su seguridad y rentabilidad, que les hace mucho más apetecibles. Ante tal estado de cosas, hacer previsiones es tan difícil como arriesgado, y los especialistas consultados contestan con un encogimiento de hombros o se limitan a repetir que el momento es difícil.
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