El Plan Trienal de Vivienda evitó la bancarrota de la construcción
El Plan Trienal de Vivienda 1981-1983 ha evitado que el sector de la construcción esté hoy en bancarrota, según aseguró ayer Luis Marsá, presidente de la Asociación Nacional de Promotores Constructores de Edificios (ANPCE) en el transcurso de la asamblea anual de la citada asociación. En el acto de clausura, Carlos Ferrer, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), explicó a los promotores el contenido de las conversaciones que la cúpula empresarial ha mantenido con dirigentes del PSOE.Luis Marsá, que, al igual que el ministro de Obras Públicas, Luis Ortiz, tuvo palabras elogiosas para el Plan Trienal de Vivienda, aseguró que para poder desarrollar la iniciativa privada se hacía necesario deslindar los campos de la promoción pública y privada, conseguir un marco normativo básicamente estable y la modificación del marco legal de los arrendamientos urbanos.
Por su parte, Luis Ortiz aseguró que en 1982 era previsible que se cumplieran los objetivos del Plan Trienal. A este respecto señaló que se calculaban unas 33.000 viviendas de promoción pública y entre 140.000 y 145.000 de promoción privada. Luis Ortiz reconoció que, a pesar de que los objetivos se estaban cumpliendo, se había registrado una baja en las concesiones de crédito.
Especial interés despertaron las palabras de Carlos Ferrer Salat, presidente de la CEOE, que se vio obligado a cambiar el discurso que llevaba preparado, para pasar a explicar el contenido de las conversaciones que los dirigentes de la organización patronal habían mantenido con el PSOE al más alto nivel.
Conversaciones con el PSOE
Carlos Ferrer aseguró que los representantes del partido socialista -Felipe González, Alfonso Guerra y Miguel Boyer, "cuya presencia no estaba prevista"- habían pedido la crítica constructiva a la CEOE y que tanto la patronal como el partido habían acordado mantener contactos permanentes que "no debían politizarse".Explicó la política económica del PSOE, tal como había sido planteada en la citada conversación, y en este sentido destacó que coincidían con el PSOE en la necesidad de lograr un crecimiento importante de la economía. "Nuestras diferencias", añadió, "comienzan en las medidas concretas que se proponen: menos horas de trabajo, más vacaciones, etcétera".
Según Ferrer, los dirigentes del PSOE aseguraron que no habría nacionalizaciones, no se agobiaría a los empresarios con más impuestos y no habría más controles de precios que los ya existentes, y que incluso algunos se liberalizarían. En cuanto a la política de concertación, destacó que el PSOE asumirá las negociaciones entre patronal y sindicatos.
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