España puede reducir en 3.000 millones de dólares sus reservas internacionales en 1982
Las reservas de divisas convertibles de España han caído vertiginosamente en 1982 y pueden suponer unas pérdidas a finales de año del orden de los 3.000 millones de dólares (en 1981 se perdieron 757 millones de dólares). Este deterioro sitúa a nuestro país en unas condiciones de liquidez peores a las del mes de julio de 1977 (antes de los Pactos de la Moncloa), en que la cobertura de pagos internacionales era inferior a dos meses (1,96 meses, exactamente). La gran banca, ante esta evolución que se ha acelerado en octubre, no oculta su inquietud y dice estar preparándose para una inminente devaluación de la peseta.
La situación no es nueva. Desde hace meses se ha venido llamando la atención a las autoridades monetarias por parte de distintos expertos (véase EL PAÍS del 17 de junio), como José Luis Leal, ex ministro de Economía y asesor económico de la presidencia del Banco de Vizcaya, o Javier del Moral, ex subsecretario de Economía y miembro del Servicio de Estudios de la Confederación Española de Cajas de Ahorro. Cuando en aquellas fechas se adelantaba en estas páginas la fuerte pérdida de reservas de divisas convertibles en la primera mitad del año, un cualificado responsable del Banco de España calificó la información de "catastrofista". En el último informe del banco emisor sobre la economía española, difundido hace unas semanas, se reconoce ya la previsible pérdida de reservas centrales exteriores de 2.500 millones de dólares para el conjunto de 1982.
Previsiones desbordadas
Estas últimas previsiones del Banco de España se encuentran ya desbordadas. En el período enero-septiembre se han perdido 1.745 millones de dólares, y en octubre -lo que da idea de la agudización del proceso- se han vuelto a perder ochocientos millones de dólares (es decir, se han perdido más divisas en un solo mes que a lo largo de todo el año 1981). Estas cifras, facilitadas por fuentes próximas al banco emisor, suponen una caída de las reservas, en los diez primeros meses, de unos 2.545 millones de dólares. A la vista de estos datos, medios bancarios prevén que la pérdida de reservas en divisas convertibles no será inferior a los 3.000 millones de dólares, máxime cuando noviembre y diciembre son tradicionalmente meses en que caen las reservas (323 millones de dólares y 278 millones de dólares son las cifras de ambos meses en 1981).A 31 de diciembre de 1981, las reservas españolas en divisas convertibles ascendían a 10.234,9 millones de dólares, por lo que al finalizar el presente ejercicio estas reservas pueden verse reducidas a unos 7.200 millones de dólares. Las citadas fuentes próximas al Banco de España afirman, no obstante, que comparativamente con otros países y en términos relativos, la situación no es muy grave. En este sentido citan las reservas de Suecia (2.900 millones de dolares), Canadá (2.800 millones de dólares), Bélgica (3.700 millones de dólares) o Francia (12.800 millones de dólares), aunque reconocen que las economías de estos países son más estables.
Fuentes bancarias, sin embargo, sostienen que estas comparaciones son irrelevantes, ya que en las citadas cifras se contabilizan conceptos diferentes. "Solamente una comparación estricta entre las reservas líquidas de los distintos países sería válida. Lo cierto es que la situación española es similar o peor a la que se padeció en julio de 1977, y entonces la autoridad monetaria tomó medidas correctoras concretas que hoy, hasta el momento, no se han producido".
Balanza de capitales
El citado informe del Banco de España recoge "las razones que explican la debilidad de la balanza de capitales": confortable posición de liquidez en pesetas de la banca y cajas de ahorro (exceso de disponibilidades líquidas), caída de los diferenciales descubiertos entre los tipos de interés de la peseta y las demás monedas (tipos de interés inferiores en Espaiía), incertidumbre sobre el tipo de cambio y encarecimiento de la deuda exterior contraída, aparición de instrumentos de financiación en pesetas a largo plazo, depreciación de la peseta, fuerte aumento de las salidas de capital a largo plazo por inversiones y, de manera especial, créditos comerciales concedidos por el sector privado español al exterior.Fuentes de la banca sostienen que la aparición de instrumentos de financiación en pesetas a largo plazo, en un clima de exceso de disponibilidades líquidas y de presión a la baja de los tipos de interés, favorece la salida de capitales. El propio Banco de España, en su informe, afirma "que la aparición reciente de nuevas incertidumbres sobre el coste relativo de los recursos de capital interiores y exteriores, asocitdas a expectativas de depreciación de la peseta", puede "incrementar el déficit corriente por adelantos en las importaciones y, sobre todo, puede acelerar la expansión del crédito interno, de forma que el sector privado obtenga los fondos suficientes para adquirir activos financieros netos frente al exterior, induciéndose, en consecuencia, una salida masiva de reservas".
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