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La sucesión de Breznev al frente de la Unión Soviética abre un período de incertidumbre en la escena internacional

Leónidas Ilich Breznev, jefe del Estado y secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, murió el miércoles en Moscú, víctima de un paro cardiaco, a los 75 años de edad. Su muerte, que se mantuvo en secreto durante veinticuatro horas abre un complejo proceso de sucesión en la cúspide política de una de las dos grandes potencias mundiales y un período de incertidumbre en un momento especialmente delicado de la situación internacional. Los hombres aparentemente mejor situados para sucederle son Yuri Andropov, Constantin Chernenko y Edvard Chevarnatse, que pertenecen a los máximos organismos de dirección del partido comunista, según informa nuestro corresponsal en Moscú, Félix Bayón. El cadáver de Breznev, que será expuesto en la sala de las columnas del Palacio de los Sindicatos, será enterrado el próximo lunes en la muralla del Kremlin, lugar reservado a los héroes de la Unión Soviética. La noticia de la muerte del que fuera líder indiscutible de la URSS desde hace 18 años fue acogida con indiferencia y absoluta calma por la población. En Moscú no se detectaba ningún dispositivo especial de seguridad.

Sucesor de Jruschov, Breznev impulsó la política de coexistencia con Occidente, y alcanzó sus mayores éxitos diplomáticos con la firma de los tratados de limitación de armas nucleares Salt I, con el presidente norteamericano Richard Nixon, y Salt II, con Carter, este último no ratificado por el Senado norteamericano, y los acuerdos de Helsinki sobre seguridad y cooperación en Europa.Sin embargo, a su muerte las relaciones con Estados Unidos se encuentran en uno de los peores momentos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, con una escalada armamentista en las dos superpotencias y el fantasma de una guerra nuclear.

Pero si la era Breznev, dieciocho años al frente de los destinos de la URSS, estuvo marcada por una apertura a Occidente también pasará a la historia por la dureza con que reprimió los brotes liberalizadores que surgieron en las sociedades comunistas. La liquidación de la primavera de Praga y la crisis polaca marcaron el comienzo y el final de su gestión al frente del PCUS.

Breznev desarrolló en el poder una política de estabilidad, alejada de la brutalidad estalinista.

En los últimos años, Leónidas Breznev ofrecía la imagen de un hombre cansado, que hablaba y se movía con dificultad. Los rumores sobre su estado de salud se multiplicaron y en más de una ocasión se anunció su muerte inminente víctima de alguna enfermedad incurable. Sin embargo, el pasado domingo presidía desde el mausoleo de Lenin el tradicional desfile conmemorativo de la revolución bolchevique. Su muerte, tantas veces anunciada, sorprendió ayer al mundo.

Páginas 2 a 11 y última

Editorial en la página 16

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