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Asesinado el jefe de la División Acorazada

Sentimiento de indignación en las unidades de Madrid, contenida por la serenidad y la disciplina

Un sentimiento de indignación, contenida por la serenidad y la disciplina, dominaba ayer en los ambientes de la guarnición de la capital, tras conocerse la noticia del asesinato del general Víctor Lago Román, jefe de la división acorazada Brunete número 1 desplegada en los alrededores de la ciudad. La fuerte personalidad, el alto prestigio, la valía profesional, la autoridad moral y la indiscutible apuesta por la legalidad, que en las filas militares se reconocía unánimemente al general Lago, añadían notas de sentimiento y pesar visible en todos aquellos jefes y oficiales que sirvieron a sus órdenes o convivieron en diferentes destinos con él a lo largo de su dilatada carrera de armas.

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Observadores cualificados evaluaban ayer el atentado como el más grave desde el perpetrado contra el presidente del Gobierno, almirante Luis Carrero Blanco, el 22 de diciembre de 1973. Esta apreciación se basaba en que la víctima no es un general de oficinas o destinado en alguna misión burocrática, sino el jefe de la unidad de intervención inmediata más importante dentro del Ejército por el número de los hombres que encuadra, el armamento y material de que está dotada y la potencia de fuego de que dispone. Tanto en los diversos acuartelamientos de la Brunete como en el Cuartel General del Estado Mayor del Ejército y en el Gobierno militar de Madrid la indignación y el pesar, patentes ayer, carecían de las manifestaciones crispadas de otras ocasiones anteriores igualmente sangrientas.Desde la instalación de la capilla ardiente a mediodía de ayer se han cumplido los turnos de vela dispuestos. El mando ha establecido que a las exequias religiosas y honores militares de ordenanza que serán rendidos hoy en el palacio de Buenavista asistan únicamente las comisiones, que reglamentariamente se nombren y se han impartido instrucciones precisas para asegurar el desarrolló de los actos sin sombra de gritos ni incidentes, sumando el homenaje del silencio y la disciplina a ese soldado ejemplar que fue el general Víctor Lago Román. Su estilo y desprendimiento personales, reflejados en la decisión de utilizar el coche con banderín y de prescindir de la escolta asignada a los mandos de su categoría, ha facilitado la tarea de los asesinos, según ponderaban medios policiales, Un afán ejemplarizador frente a cualquier atisbo de amedrentamiento parece estar en el origen de este proceder, anclado en una tradición caballeresca pero contradictorio con las órdenes superiores reiteradas sobre autoprotección.

Algunos mandos de la división acorazada Brunete han recibido en ocasiones anteriores amenazas terroristas. Una de ellas fue relatada el viernes 12 de marzo pasado durante la vista de la causa del 23-F, así como el compromiso, considerado inaceptable por las autoridades superiores, de emprender una acción de duelo si llegaba a producirse alguna víctima. Medios del Mando Unico de la Lucha Contraterrorista comentaron a EL PAÍS, antes de conocerse ninguna reivindicación, que el atentado mostraba todas las señas de identidad de ETA militar en cuanto a su diseño, munición y método, y subrayaban que su realización engarzaba en la lógica delirante de esa organización terrorista tras el anuncio reciente de su actitud favorable a negociar.

"Ahora los etarras propenden a pensar", dijeron esos medios, "que vertiendo nueva sangre refuerzan sus posiciones ante el Estado, avivan en sus deseados e imaginados interlocutores la conciencia de la propia vulnerabilidad y favorecen la disposición al diálogo, demostrando que pueden causar males mayores". Otras fuentes consideran que el atentado de ayer puede ser el resultado de la lucha interna de facciones etarras. Con una prolongada carga de experiencia en la lucha antiterrorista, un coronel de Estado Mayor adelantaba ayer la necesidad de no contar en este campo con la colaboración francesa, ni siquiera después de la entrada en funciones del próximo Gobierno socialista de Felipe González.

"La Francia socialista de Françoise Mitterrand, como antes de la G¡scard", pronosticó, "no rebasará la cooperación más allá de lo que estime estrictamente conveniente a sus muy definidos intereses nacionales en este campo.

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