Los democristianos quieren introducir la televisión por cable en Alemania Occidental
La llegada al poder de la Democracia Cristiana en la República Federal de Alemania (RFA) ha dado un impulso a los planes de ampliar la difusión de informaciones por cable, que podrían abrir la puerta a la televisión privada. El anterior canciller, el socialdemócrata Helmut Schmidt, se manifestó en varias ocasiones contrario al abuso del más influyente de los modernos medios hasta tal punto que llegó a proponer durante su mandato un día sin televisión.
Durante la campaña electoral de 1980, Schmidt repetía en todos sus mítines una frase refiriéndose a los centros de planificación y producción de televisión cuyo sentido era el siguiente: "Quieren una familia en la que el padre vea un partido de fútbol en una habitación; la madre, un concurso, en otra, y el hijo, quizá una película pornográfica, en el sótano".Con la caída de Schmidt, los planes para convertir la RFA en un país accesible a toda clase de cables y emisiones de televisión han sufrido un fuerte impulso. En la RFA, este tipo de comunicaciones está sometido al monopolio del Ministerio Federal de Correos, y el nuevo ministro democristiano, Christian Schwarz-Schillirig, tenía ya cuando era un simple diputado el mote de Herr Cable, por su fervor apostólico" por las nuevas tecnologías.
Los democristianos acusan al anterior Gobierno de haber frenado de forma irresponsable el proceso en este campo de la comunicación. Esto, según los democristianos, ha costado muchos puestos de trabajo y equivale a oponerse a la construcción de las vías de ferrocarril en el siglo pasado, un obstáculo al progreso. La oposición al cable y las modernas tecnologías se basa en el temor de que, con dos docenas de programas de televisión, se llegue a un embrutecimiento total de la población.
Los democristianos acusan a los socialdemócratas de retrógrados por oponerse a este aparente progreso. El nuevo canciller, Helmut Kohl, dijo ya en su declaración de Gobierno que "queda abierto a la implantación de las técnicas modernas y 91 desarrollo de nuevas tecnologías, sobre todo en el campo de la comunicación".
Al dar vía libre al cable, muchos se imaginan un futuro orwelliano, con treinta programas de televisión y la posibilidad de pedir desde la cama tanto el saldo de la cuenta corriente como los servicios de una masajista. En los experimentos que se hacen en algunas ciudades alemanas -por ejemplo, Berlín Oeste- se puede buscar en la terminal de datos en que se ha convertido el televisor "fantásticas chicas del club Astoria, que le pondrán de nuevo en forma"
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