La Diputación de Barcelona reduce los gastos corrientes
La Diputación de Barcelona ha reducido en los últimos cinco años el porcentaje de sus gastos corrientes, y singularmente: el capítulo de remuneraciones de personal, mientras el total de su presupuesto se multiplicaba por dos. Este es el hecho más destacable de la rendición pública de cuentas ofrecida ayer por su presidente, Francesc Martí i Jusmet. El total del presupuesto -ordinario y de inversiones- ha pasado de 9.661 millones de pesetas en 1978 a 22.356 millones en 1982, lo que lo sitúa en el primer lugar de las diputaciones españolas: la de Madrid tiene un presupuesto de 19.350 millones, pero supera a la de Barcelona si se consolidan los de sus organismos autónomos.Junto a la reducción de los gastos de funcionamiento, se ha llegado, a partir de 1980, al equilibrio presupuestario, con ligeros superávit que contrastan con el déficit de 2.428 millones de 1978. La política de racionalización interna ha pasado también por la descentralización organizativa, orientando la actividad de la Diputación a la prestación de servicios a los diversos municipios. Así, por ejemplo, las inversiones municipales que han contado con la ayuda del ente provincial han pasado de 946 millones en 1978 a 5.983 millones en 1981, con una aportación de la Diputación de 1.865 millones el año pasado, otorgados en aplicación del principio de colaborar en obras "capaces de relanzar la capacidad inversora de los municipios".La orientación descentralizadora se ha plasmado también, sobre todo desde la última reforma administrativa, en la potenciación de las áreas que prestan servicios concretos, a costa del área de servicios generales.
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