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Tejero, candidato

El hecho de que legalmente el teniente coronel Tejero, que entró en el Congreso con una pistola en la mano para derribar el régimen constitucional, pueda ser candidato a las elecciones que han de celebrarse este mes nos mueve espontáneamente a dos actitudes. Primero, al acatamiento de la sentencia, y después, a la expresión de nuestro estupor cuando este ciudadano, Tejero, tiene ahora cauce abierto para utilizar el sistema que quiso derribar a tiros. Es a un tiempo descorazonador y confortante que un agresor público de la ley pueda competir políticamente con hombres que no están condenados por la justicia a treinta años de reclusión. Descorazonador, porque el gesto de Tejero es, en el fondo, una burla. Confortante, porque sobre la libertad, indivisible, se funda un sistema frágil y fortísimo a la vez, capaz de admitir hasta el contraste del absurdo, firme en el fundamento de su legitimidad moral.Decimos que acatamos la ley. En este caso, la sentencia emanada de la Sala Tercera de la Audiencia Territorial. Pero también acatamos y seguiremos acatando la ley de la voluntad popular, a cuya moral profunda quiere entregarse ahora el teniente coronel Tejero con toda su biografía, sus palabras y sus capacidades mentales y éticas. Gracias a la generosidad del sistema democrático, el teniente coronel Tejero se separa de la órbita militar para convertirse en un aspirante electoral. Su aspiración nace del fondo más oscuro e irracional de nuestra historia reciente. Su separación de la vida castrense le hace definitivamente ajeno a un mundo que basa su existencia en el honor, cuando la figura del nuevo candidato disparando en el Parlamento es el símbolo de la indignidad.

Acaso la ley, en su sabiduría, haya colocado al teniente coronel Tejero en el sitio en que mejor va ser juzgado por la voluntad popular. Un juicio que será no de ciudadanos tocados por una ideología u otra, sino de aquella honradez última que nunca falta a los españoles ni aun en los momentos de su famosa pasión. Y estamos seguros de que así, respetando la ley de los jueces, se cumplirá la ley de las urnas.

15 de octubre.

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