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El 28 de octubre, elecciones legislativas

El líder del PSOE ataca a Convergència en el pórtico de su gira electoral por Cataluña

En el pórtico de su gira electoral por Cataluña, que se iniciará hoy -con mítines en Reus, Lérida (Lleida) y Gerona (Girona)- Felipe González pidió anoche a Convergència i Unió, ante más de 7.000 mallorquines que te aplaudieron en el estadio balear, que firme un documento comprometiéndose a no solicitar el intervencionismo del Estado en los sectores económicos privados. Por lo demás, el líder socialista hizo caso omiso del reto de Miquel Roca para que celebre con él un debate televisado en Cataluña, propuesta que, según pudo saber EL PAIS, rechazará hoy en Cataluña.

El argumento hasta ahora utilizado por Felipe González contra los representantes empresariales que dicen no querer intervencionismo estatal pero después solicitan el proteccionismo del Estado, se transfiere así al debate electoral del PSOE con su principal oponente catalán, CiU. En todo caso, la campaña catalana será más difícil para Felipe González, entre otras cosas porque los planteamientos autonómicos del PSOE, especialmente la LOAPA; chocan con gran parte de la población, sin excluir algunos sectores socialistas.Es probable, pues, que a partir de hoy Felipe González adopte una actitud más agresiva, que quiebre la moderación que hasta el momento ha presidido su campaña electoral, no sólo en zonas rurales como la castellano-leonesa, de tradición más conservadora y de hegemonía derechista, sino también ante auditorios de izquierdas como el que le escuchó el viernes al filo de la medianoche en Valencia, o anoche en Mallorca.

El líder socialista se limitó a defenderse de los ataques de Fraga -"yo no podría insultarle, aunque quisiera" ("¡llámale demócrata!", le sugirieron desde el público)-; a reclamar verdaderos empresarios para hacerse cargo de la economía privada, y a asegurar que el PSOE no quiere estatalizar nada, "sino simplemente controlar la red de alta tensión, para que se distribuya equitativamente la energía".

Felipe González se esforzó en todo caso en recordar que no prometía la luna, sino- el camino hacia un cambio parael que calcula un plazo mínimo de: diez años antes de que sus resultados puedan ser tangibles. Comoya hizo en Teruel y en Valencia, incluso para descalificar al "fraile trabucaire que engaña a los padres de familia, y lo que es peor, a los niños, con la mentira de que el PSOE retirará las subvenciones a los colegios privados", el líder socialista compensó el posible efecto anticlerical del ataque al padre Martínez Fuertes, con el argumento al que son sensibles los creyentes de que "si Cristo viviera ahora lo sacaria del templo a latigazos, por mercader".

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