Shimon Peres: "Hussein es el único interlocutor para un compromiso que no suponga una amenaza para Israel"
ENVIADO ESPECIALPregunta. ¿Se puede afirmar, simplificando, que el Partido Laborista era favorable a la guerra en Líbano siempre y cuando la ofensiva israelí no rebasase una franja de 40 kilómetros de profundidad en el sur de aquel país?
Respuesta. Es verdad. Eramos partidarios de una ofensiva limitada hasta 40 kilómetros de profundidad. No más allá. Aunque parezca sorprendente, creo que la ONU no s reconocía el derecho a defendernos y por eso envió en 1978 a la fuerza interina de las Naciones Unidas para que comprobase en el sur de Líbano una franja de-20 kilómetros de profundidad a lo largo de nuestra frontera. Pero la: Organización para la Liberación de Palestina (OLP) adquirió cañones de mayor alcance y era necesario llegar hasta 40 kilómetros de profundidad para acabar con su amenaza. Estábamos, sin embargo, contra todo lo demás que se hizo en la guerra: la conquista de Beirut, la intervención en los asuntos internos libaneses, la guerra con Siria.
P. ¿ Qué propone ahora para acabar con el conflicto en Líbano?
R. El emisario norteamericano para Oriente Próximo, Philip Habib, propone negociar un acuerdo sobre una evacuación mutua siria e israelí de Líbano, y nosotros queremos darle la oportunidad de llevar a cabo esa negociación. En principio, somos favorables a la retirada inmediata de nuestro Ejército de de Líbano. Evidentemente, prefiriríamos que cuando nos retiremos Líbano sea completamente independiente Y que las demás fuerzas extranjeras salgan también de aquel país.
P. ¿El balance provisional de la guerra es positivo para el Estado de Israel?
R. Conviene recordar cuál era el objetivo inicial: obtener la paz para el norte del país, la Galilea, sometida a los bombardeos de la OLP, y esto lo hemos conseguido.`No existe responsabilidad, pero hubo tres errores?
P. ¿Hasta qué punto está implicado el Gobierno israelí en la matanza de civiles palestinos en los campamentos de refugiados de Sabra y Chatila que el Ejército israelí rodeaba?
R. Estoy convencido de que no existe ninguna responsabilidad directa, pero creo, sin embargo, que el Gobierno ha cometido tres graves errores. El primero fue tomar Beirut oeste; el segundo, permitir a la milicia cristiana falangista entrar en los campamentos, y el tercero, ya que la habían dejado penetrar en Sabra y Chatila, consistió en no comprobar lo que estaba sucediendo allí dentro.
P. ¿Por qué Menajem Beguin ha cambiado de opinión y ha acabado por aceptar la formación de una comisión que investigue lo sucedido en los campamentos?
R. Ha sido a petición de la opinión pública. Es un triunfo del pueblo israelí y nuestro.
P. Usted denunció en el Parlamento la "idea estúpida que consistió en autorizar a los falangistas entrar en los campamentos". Pero ¿no fue usted quien, cuando era ministro de Defensa de un Gobierno laborista en 1975-1976, inició la colaboración con la milicia falangista libanesa?
R. Colaboración es un concepto muy amplio. En nuestra relación con la Falange siempre dejamos muy claro que no íbamos a sustituirles en su lucha, que no intervendríamos en los asuntos internos de Líbano, y sólo les ayudamos entregándoles armas y entrenándoles. Además, quisiera recordar que en aquella época no se trataba tanto de ayudar a la Falange como a las comunidades cristianas de Líbano, que veían su existencia amenazada por la OLP. Nosotros sólo les dimos los medios de su autodefensa. Pero, a diferencia de lo que ha ocurrido ahora, nosotros nunca hemos llevado a cabo una intervención global en Líbano.
P. ¿Por qué ha retirado su petición sobre un debate especial en el Parlamento sobre las acusaciones formuladas por el ministro de Defensa, Ariel Sharon, a propósito de la responsabilidad del Gobierno laborista israelí en 1976 en la matanza por los falangistas líbaneses de miles de palestinos en el campamento de refugiados de Tell el Zaatar?
R. Sus acusaciones carecen de fundamento. Nosotros no tenemos nada que ver con lo que ocurrió allí. Cuando yo era ministro de Defensa no tenía la menor idea, ignoraba absolutamente todo, se lo aseguro, de lo que sucedía allí. Entonces no teníamos ninguna presencia militar en Líbano.
` Reagan no toma decisiones en este país?
P. El primer ministro, Menájem Beguin, le reprocha su utilización de la matanza para intentar acercarse al poder
R. No es serio. No es nada serio. Pienso que las manifestaciones de protesta contra la matanza tenían un profundo carácter moral y eran casi espontáneas. La mayor manifestación de la historia de este país, en la que participaron en Tel Aviv 400.000 personas, carecía prácticamente de medios para su organización.
P. ¿Es exacto que durante su reciente viaje a Estados Unidos la Administración Reagan le haya alentado a hacer todo lo que esté a su alcance para llegar al poder de manera que se inicie cuanto antes una negociación sobre el plan de paz norteamericano para Oriente Próximo?
R. Esta pregunta no es seria. Las gentes o los periódicos que afirman esto dan a entender que hasta ahora en Washington se apoyaba a Beguin. Ronald Reagan no toma decisiones en este país y ni siquiera creo que influya desde el exterior en beneficio de Beguin o en el mío.
P. ¿Estaría usted dispuesto, si llega al poder, a aceptar la petición norteamericana de congelar la creación de nuevos asentamientos judíos en los territorios ocupados de CisJordania y Gaza?
R. No pienso que sobre este punto aceptemos el plan Reagan. Mantendremos nuestra postura,, consistente en oponernos a la creación de asentamientos en todas las zonas pobladas por árabes, pero no en las zonas estratégicas, vitales para nuestra defensa, en las que hay que potenciarlos y multiplicarlos.
P. ¿Cree usted que la Organización para la Liberación de Palestina y los Gobiernos árabes han demostrado en la reciente cumbre de Fez una mayor disponibilidad a reconocer el derecho a la existencia de Israel y a llegar a una paz negociada?
R. En Fez se trató primero de hacer las paces entre líderes árabes mediante un plan que no constituye un proyecto de paz con Israel. La palabra Israel no figura en la resolución final. Se ha escrito que el comunicado final de la cumbre mencionaba implícitamente a Israel. Pero Israel no es una entidad implícita, es un país, un Estado con un nombre y una ubicación geográfica. La única solución, la solución realista, pasa por un compromiso territorial. No encontrará en este país a ningún israelí dispuesto a aceptar que un Ejército hostil estacione ante las puertas de Jerusalén, pero nosotros tampoco queremos dominar contra su voluntad a 1.300.000 árabes. La solución consiste, pues, en crear una zona de seguridad con asentamientos a lo largo del río Jordán y desmilitarizar el resto de la orilla occidental como ya se ha hecho en el desierto del Sinaí para firmar la paz con Egipto. Esto supondría, por supuesto, un acuerdo con el rey Hussein de Jordania, único interlocutor con el que podemos llegar a un compromiso que no conlleve una amenaza directa para Israel. Por esto preferimos una solución jordano-palestina a la instalación de un Estado sólo palestino, con un Ejército palestino que puede hacer peligrar en el futuro la estabilidad y seguridad de Jordania, por una parte, y por otra parte, la seguridad y la existencia del Estado de Israel.
P. ¿Cree usted que si llega al poder la opción Jordana tiene serias probabilidades de ser negociada con un rey Hussein que acaba de proponer una confederación entre su país y CisJordania y Gaza?
R. Sí; creo que podemos empezar la negociación con el rey Hussein, al que respaldan numerosos dirigentes en CisJordania y los Gobiernos de Egipto y Estados Unidos. Para llegar a una solución hay que negociar. El plan Reagan es un buen punto de partida para una negociación porque deja muchas puertas abiertas. Todos los que hasta ahora proponían un plan determinado para llegar a la paz no hacían más que continuar la polémica estéril. Todo el arte de la negociación política consiste en encontrar el terreno sobre el cual pueda iniciarse la negociación, y esto lo ha encontrado Reagan.
P. ¿Qué opina usted de la petición del PSOE sobre la expulsión del laborismo israelí de la Internacional Socialista?
R. Espero que, a pesar de la posición del PSOE, podamos encontrar un lenguaje común con Felipe González. Digo a nuestros amigos socialistas españoles que lo mismo que ellos están contra el terrorismo allí, nosotros lo estamos aquí. No hay divergencias entre la izquierda y la derecha; todos los partidos democráticos debemos estar contra la violencia y el terror. Deseo que cada militante del PSOE comprenda que cuando se trata de la violencia estamos contra ella aunque estemos en la oposición. En los otros aspectos, como la democracia y la paz, somos, en cambio, sus más fervientes partidarios.
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