Una mujer en el armario
Nos dirigimos a EL PAÍS por la diversidad de gente que lo lee.Como futuras profesionales de Enfermería estamos hartas de oír una de las consideradas canciones del verano de Rafaella Carrá. Respetamos a esta señora y su profesión (bueno, lo hacíamos hasta que sacó esta canción), como a todos los que la ejercen con dignidad, pero también tenemos derecho a exigir que se nos respete a las enfermeras/os, porque nuestra profesión es demasiado seria y humana para que se frivolice con ella y sólo se tengan en cuenta las características físicas de la mujer que la ejerce.
Nuestra indignación ha sido provocada por una canción que cuenta cómo una mujer, al volver a casa, encuentra a otra metida en el armario y el marido "quería que la mujer le creyera, que sintió mucho frío y que vino el doctor, y que después de mirarle le extendió la receta y le dejó a la enfermera que le dé calor".
La nueva carrera universitaria de diplomados en Enfermería es mixta. Sería ridículo escuchar: "Con este enfermero tan guapo me curaré enseguida", o "que bien voy a estar en el hospital rodeado de guapos enfermeros". Pues lo mismo es decirlo de las enfermeras.
Ya era hora que la profesión de Enfermería sea conocida por la sociedad tal y como es, y que se eche por tierra la tradicional fama de las enfermeras./ Estudiantes de Enfermería.