Muerte de un recluta
Soy un lector asiduo de EL PAIS, pero he llegado a la conclusión de que las 35 pesetas que diariamente desembolso quizá mereciesen más la pena gastármelas en una cerveza, pues contribuir a mantener un periódico tan falto de ética profesional es una de las cosas que me hace sentir aún más alienado de lo que estoy. Motivo: en la página 16 del periódico del 16 de septiembre de 1982, en un rinconcillo de la mencionada página, a la izquierda, dice: "El recluta José Lourido resultó muerto en la tarde del martes cuando realizaba ejercicios de tiro en el CIR de Cáceres'.¿Motivos? ¿Causas? Qué más da.
Ni era guardia civil, ni político, ni actor de cine, ni hijo tan siquiera de Adolfo Suárez. Y además murió y no se fracturó la nariz.
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